Enrique Barrera Beitia
El pasado lunes 10 de febrero, se celebró en Narón la primera reunión de su consello municipal de Memoria Democrática integrado por grupos municipales, historiadores y asociaciones memorialistas debidamente constituidas. En 2003, y organizado por la asociación Memoria Histórica Democrática de Ferrolterra, este mismo concello financió y celebró el primer Congreso de la Memoria para abordar las múltiples facetas represivas de la dictadura franquista en Galicia, por lo que vuelve a ser pionero en este ámbito.
La iniciativa también ha sido impulsada por la asociación arriba mencionada, y se espera que en próximas fechas se constituyan estos consellos en Ferrol, Neda y Pontedeume, mientras que en el resto deGalicia parece que no se contempla nada en este sentido.
Como todos sabemos, hay una ley orgánica sobre Memoria Democrática de obligado cumplimiento,y que incide especialmente en referencias inadecuadas de monumentos, calles y honores, y a la necesidad de señalar lugares de la memoria, que en el caso de Ferrol podrían afectar al castillo de San Felipe, punta del Martillo, cementerios de Canido y Serantes, etc. En Narón, ya se apunta a los cementerios de San Mateo y O Val, o la casa de Cornide entre otros.
La ausencia de Vox en los concellos gallegos debería permitir una aplicación sosegada y centrada en criterios científicos, porque no descubro nada nuevo si digo que siendo un terreno muy emocional, es muy conveniente contar con este tipo de organismos que puedan ofrecer asesoramiento. Si funcionan correctamente la aplicación de la ley será menos traumática de lo que muchos piensan o temen, ya que no toda persona relacionada con la dictadura debe ser automáticamente excluida del callejero.
Un ejemplo de esto lo vimos hace meses en el concello de Cedeira, donde había una calle y un polideportivo con el nombre de Manuel Fraga. La calle fue una decisión municipal tomada durante la dictadura, cuando el político de Villalba era ministro, y por lo tanto debía cambiarse el nombre. El polideportivo municipal fue construido en democracia, siendo Manuel Fraga presidente de la Xunta de Galicia, por lo que se mantuvo la mención.
Recientemente se ha producido un debate dentro del PP, sobre el sentido de voto de sus concejales de Cariño en relación a retirar el nombre de Manuel Fraga de una avenida, honor concedido durante la dictadura. Si en su momento se hubiera renombrado como Avenida presidente Fraga, no habría ninguna razón legal para eliminar su nombre.
Hay personas que en su momento estuvieron relacionados de una u otra manera con la dictadura, pero que no han estado implicados en tareas represivas. En este caso podrían mantener los honores, siempre que en la referencia a estas personas se destaquen las facetas positivas fuera de la influencia política de la dictadura, como escritor, artista, empresario, etc.