Francisco Anido Pacheco
Vivimos en este momento un panorama de crisis políticosocial que comienza a manifestarse desde el gobierno de Rodríguez Zapatero. Pese a la política de equilibrio mantenida entre otros por Felipe González y José María Aznar los acontecimientos poco favorables al Estado Español se desencadenan sin interrupción.
El logro de llegar a ser Presidente un personaje como Pedro Sánchez es claramente el mayor signo de debilitación política del país, el rechazo a los principios más fundamentales de un Estado de Derecho, seguido de una ingeniería política de pactos antiestado, suponen una profunda preocupación para cualquier Español.
Toda la prensa escrita tiene sus páginas desbordadas de casos de corrupción política, no ya visto desde una perspectiva política interesada, sino de la observación directa de la realidad y del análisis minucioso de las cosas que percibe el ciudadano.
Este tipo de política nos lleva a una visión pesimista del sistema y de forma desesperada a una búsqueda de una nueva moral consecuente y adecuada a la actuación política, donde ya surgen límites a la libertad humana.
Son necesarios nuevos políticos con una sólida formación humanista y a la vez sean hombres de acción, comprometidos con el Estado de Derecho.
Es necesario ya, una reflexión y meditación de todos los hechos de los que venimos padeciendo, viendo como todas las instituciones son fagocitadas por la corrupción de tal o cual partido político, en intereses propios y no de la ciudadanía.
Es necesario alejar de la participación en los asuntos del Estado a partidos minoritarios, donde el separatismo, el golpismo, el chantaje político, grupos terroristas encubiertos, son moneda de cambio por un poder político basado en un castillo de naipes.
Algunos creen que con una reforma Constitucional pudiese dar paso a una nueva etapa de relajación de la tensión política en el gobierno, otros en una reforma del Estado, supresión de determinadas competencias Autonómicas, otros en la nefasta ley “Dont” de representación parlamentaria, el hecho es que los españoles vivimos en una realidad virtual muy alejada de la realidad social.
Nadie quiere o a nadie le interesa el analizar las causas que nos han arrastrado a la situación presente. Contemplamos plácidamente cómo se formó, se mantiene y se disuelve nuestro Estado de Derecho. Contemplamos con pesimismo a nuestros políticos como hombres, cuya naturaleza es malvada.
Cómo única solución a este pesimismo debería surgir la necesidad de un relevo en el poder del Estado, único remedio para vencer la crueldad del individualismo y que organizase a los hombres en una unidad que aspira a un bien común.
Nos representa un Presidente que sacrifica todo un estado de Derecho por mantenerse en el poder, conquistado con minorías antisistema parlamentarias.
Siendo su partido la segunda fuerza política en representación de la voluntad popular, no conoce límites en su actuación política, que desarrolla en un entorno familiar de absoluta corrupción. Tuvo su ocasión y tuvo su fortuna, su moral política puede con todo, su cinismo personal representa el mayor acto inmoral hasta la fecha conocido.
Tenemos ante nosotros un Tirano que gobierna para provecho propio. Donde la violencia, la crueldad y su falta de escrúpulos los antepone en su propio interés personal.
Pretende imponer y lo está consiguiendo instaurar un nuevo orden y una nueva disciplina, eliminar las huellas de todo lo anterior y de recurrir a medios extraordinarios para alcanzar dicho fin. El delito lo convierte en necesario.
Lo único importante es alcanzar el poder político, cueste lo que cueste. Pedro Sánchez posee una conciencia clara del riesgo y osadía de su pensamiento. Este es nuestro Pedro Sánchez el Magnífico. Hombre despreciado y no temido, no consigue evitar el odio hacia su persona.
No se abstiene de robar la hacienda de sus ciudadanos y amenazarlos con expropiar sus bienes más preciados. No evita que le hagan odioso y despreciable, sino más que le place.
Es un ser rapaz y usurpador de las propiedades ajenas. Toda actuación, ley o catástrofe es explotada en su fórmula mágica en busca de un rédito electoral, pisotea cualquier atisbo de humanidad.
Tenemos un grandísimo Magnífico dispuesto a llegar hasta el final como sea, agotará toda la legislatura caiga quien caiga, menos él. Y si hay elecciones , luego ya se verá. Sorpresas que da la vida.