La guerra continuará hasta el verano-(Enrique Barrera Beitia)

Enrique Barrera Beitia
Rusia tiene en su poder todas las bazas necesarias para ganar la guerra, y de hecho podría firmar inmediatamente la paz si sólo aspirase a incorporar los territorios conquistados, pero el gran problema es que Moscú, cuya desconfianza hacia Occidente es total, exigirá una nueva arquitectura estratégica de seguridad colectiva, y la OTAN no aceptará esta demanda sin resistirse porque significaría su desaparición, así que la guerra continuará durante parte del presente año.

Desde 2022 Europa ha entregado a Ucrania 130.000 millones de euros y EE.UU 100.000 millones de dólares. Es conocido que Donald Trump quiere reducir la aportación estadounidense y aumentar la europea, buscando que Rusia cometa un error que comprometa su victoria y ganar tiempo para construir un relato compatible con su discurso de fuerza, así que su opción preferida será congelar el conflicto al modo de lo ocurrido en 1953 en Corea. Es obvio que aunque él no es responsable, no quiere figurar como
el presidente que firmó la derrota occidental ante el enemigo histórico.

En octubre del pasado año publiqué en esta sección un artículo titulado “Lecciones de la guerra e
Inteligencia Artificial”, donde decía que “dos terceras partes de los nuevos reclutas ucranianos son
enviados a tapar huecos con una instrucción insuficiente, para dar tiempo a que el tercio restante la
completa adecuadamente, y con la previsión de que puedan ser enviados al frente en el primer trimestre
del 2025”.

Esto es lo que creo que ocurrirá en los próximos meses. El ejército ucraniano todavía tiene capacidades, y
no tengo dudas de que está construyendo nuevas defensas para proteger desde el sur la aglomeración
urbana Kostiantynivka-Kramatorsk-Sloviansk. En el artículo citado decía que las mayores batallas se
estaban produciendo en Pokrovsk y Kurakhovo, y que la linea del frente no mostraba un punto específico
de ruptura sino varios embolsamientos en proceso. Es lo que ha ocurrido, porque Kurakhovo ha sido
capturada por los rusos y Pokrovsk está ya en un semicerco operativo. En los últimos dos meses el
ejército ruso aumentó un 50% sus ataques, pero multiplicó por tres el ritmo de territorio conquistado, lo
que es señal de una creciente degradación de las capacidades ucranianas.

A favor de Ucrania sigue estando la dificultad para desplegar la artillería convencional cerca del frente por
la gran presencia de drones, lo que también limita la capacidad de abastecimiento. Rusia espera superar
estas dificultades usando drones controlados por fibra óptica, que tienen menos radio de acción pero no
hacen ruido y son inmunes a las contramedidas electrónicas; están siendo testados en la zona de Kursk.
Ucrania busca ganar tiempo para que lleguen las brigadas que han sido entrenadas en Occidente, y que
vendrán reforzadas con profesionales de ejércitos europeos a los que, por razones obvias, se les habrá
dado algún tipo de excedencia o garantía laboral. Esta especie de ejército de maniobra se utilizará tanto
en acciones defensivas como ofensivas, no para invertir la tendencia bélica sino para mejorar la posición
negociadora; Reino Unido, Polonia y Rumanía serán los colaboradores más comprometidos en esta fase.
Son sus últimas reservas con capacidad real de combate, porque la movilización iniciada el pasado mes de
junio ha sido un rotundo fracaso, hay muchas deserciones y sólo envían al frente 16.000 soldados al mes,
muy por debajo de la necesaria tasa de reposición. El colapso no llegará por falta de equipamiento, sino
por cansancio y escasez de combatientes.

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