Gabriel Elorriaga F.-Ex diputado y ex senador
Esto suponía ganar tiempo para su defensa y que los “bulos” se disolviesen en el sucio nubarrón que flota con perfiles aún imprecisos sobre el firmamento socialista. Sabiendo todo sobre su conducta le hizo el favor de mantener este derecho a ser juzgado por el Tribunal Supremo si se produjese el suplicatorio del juez instructor.
Pero el suplicatorio llegó. Los incondicionales de Sánchez aplaudieron con entusiasmo ejemplar la separación del sospechoso y el bueno de Ábalos se pasó algún tiempo sin decir esta boca es mía hasta que se cansó de su soledad y declaró de forma voluntaria. Tras esta forma de confesión, Pedro Sánchez, siempre justiciero, no puso impedimentos a que se conceda el suplicatorio ya que, al parecer, la trama no es un “bulo” puesto que era el juez instructor quien detectaba indicios delictivos de organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación en el caso Koldo, el asesor inseparable del antes ministro de Transportes.
Un año después, los corifeos de la Moncloa nos quieren hacer tragar el “bulo” de que Sánchez no conocía el alcance de los estropicios de Ábalos y que le había retirado su confianza de primera intención por chismorreos sobre su conducta privada y los viajes con su amada en el avión ministerial. Cuando supo el alcance más peligroso que podía tener la trama dentro de la cual Ábalos solo era un punto de referencia, Sánchez actuó contundentemente, permitiendo que se admita el suplicatorio para que pueda ser enjuiciado como un ciudadano común. Sánchez y su Gobierno lo sabían todo y lo ocultaron mientras pudieron hacerlo sin convertirse en encubridores de delitos. El bueno de Ábalos se ha convertido en el cortafuegos que protege a la presidencia de la extensión del incendio. Habrá que sacrificarlo como mártir del sanchismo si no hay más remedio.
El sucesor de Ábalos en el ministerio, Oscar Puente, tan vocinglero contra la oposición, empieza a considerar que existen “elementos bastantes” para considerar que Ábalos se aprovechó de su condición de titular de Transportes para obtener beneficios. El caso Koldo es solo una deriva del caso Ábalos. Da la impresión de que Sánchez y su Gobierno lo único que han hecho hasta ahora es empantanar todo lo posible los caminos judiciales. Félix Bolaños, ministro de Justicia, dice que todos los “bulos” están hechos para desprestigiar a personas honradas. Será que estuviesen escondidas en el Grupo Mixto como el bueno de Ábalos que va a cargar con el peso de ser investigado como si no fuese una persona honrada.