No llores por tí, Argentina–(Enrique Barrera Beitia)

Enrique Barrera Beitia
Argentina es probablemente con Cuba y Venezuela, el país hispano-americano con el que los españoles tenemos más vínculos emocionales, y por esto deberíamos seguir con especial atención lo que está pasando allí, porque su nuevo presidente ha convertido la nación en un laboratorio donde experimentar las propuestas anarcocapitalistas o libertarias, que en España defienden Vox y algunos dirigentes del PP, como Isabel Díaz Ayuso.

Comparemos los índices de desigualdad (Índice Gini) y de Desarrollo Humano (IDH) de Argentina con su vecino Uruguay, antes de la victoria electoral de Milei.

Uruguay es un país más pequeño que Argentina y con muchos menos recursos naturales, pero ofrece una mayor estabilidad política y una menor crispación social. Una uruguaya me dijo una vez que en la escuela les decían que eran una país chico, y que por eso, al llegar a la edad adulta decían “bueno, tampoco estamos tan mal para ser tan poca cosa”, mientras que en las escuelas argentinas les dicen que son un país muy rico, y cuando son adultos se preguntan por qué son pobres y quién les está robado.

Javier Milei señala a la clase dirigente del peronismo como los autores del saqueo, pero además, ha explotado una idea muy extendida en la clase media (tanto argentina como española) y que podemos resumir así: “hay mucha gente vaga que no quiere trabajar y el gobierno les da dinero para comprar sus votos. También hay un número exagerado de personas que trabajan poco y mal para el estado, y todo ese dinero sale de nuestros bolsillos.” De acuerdo con este pensamiento, Javier Milei ha despedido a buena parte de los trabajadores estatales que no eran funcionarios, y ha suprimido todas esas ayudas que en su opinión fomentaban la vagancia y lastran la economía argentina. “Cuando la gente no tenga plata ya hará algo para tenerla, buscará trabajo”, afirma una y otra vez.

Puede que tenga razón y obligados por la “motosierra” todos esos vagos se ponga a trabajar… pero puede ocurrir que muchos no sean vagos, y sencillamente no encuentren trabajo en una economía en recesión, o que el trabajo que encuentren esté tan mal pagado que no les saque de la pobreza.

Ahora comparemos la estructura de las clases sociales argentinas. He optado por un trabajo de Guillermo Oliveto presentado el pasado mes de julio, porque no es especialmente hostil al nuevo gobierno, y porque obtiene las conclusiones menos alarmistas del abanico de trabajos que se están publicando. El ingreso medio está en pesos argentinos por mes, y no por persona sino por unidad familiar. Se necesitan aproximadamente 1.200 pesos para comprar un dólar.

La realidad es que “la motosierra” ha destrozado el estado del bienestar que había y empobrecido a un mayor número de argentinos. Las dos clases bajas han pasado del 40% al 53% de los hogares según el trabajo arriba señalado, y las familias pobres tienen más miembros, por lo que las clases 4 y 5 suman alrededor del 60% de la población. La clase 3 es la clave del futuro electoral argentino, y se está deslizando hacia la clase baja, por lo que a partir de este mes deberíamos ver una caída importante en la valoración de Javier Milei.

 

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Un comentario

  1. Sr. Barrera. ¿En el siguiente artículo podría darnos datos de cómo vive la gente en Cuba y de las diferencias que hay entre los ciudadanos que son afines al partido y los que no lo son?
    Y sobre todo de cómo los dirigentes hacen negocio con la hambruna de sus ciudadanos.
    Sería muy interesante…

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