¿Puede un gobierno ser limpio y desastroso a la vez? (José M. Otero Lastres)

José Manuel Otero Lastres

En una comparecencia pública, en la que el ponente ofrece una visión personal de lo sucedido en el último año, hay dos partes: el único que habla y los muchos que asisten para escucharlo. Del que habla no voy a decir nada: se ha preparado para convencer a los demás de lo que pretende.

El problema lo tienen los que van a oír lo preparado por el hablante. En la comparecencia del pasado día 4 había muchos oyentes. De suerte que lo que habló el que intervenía fue escuchado por todos ellos sin mostrar la mínima reserva a lo que decía y habló de gente cuya preparación se me antoja suficiente. ¿Hubo alguien que hiciese algún gesto que ponía en duda lo que decía el hablante? No. Ni uno solo manifestó reserva expresa sobre lo que discurseaba el hablador.

¿Habrá que entender que todos estaban a su favor? Pues parece que sí, pues oyeron sin mostrar reserva alguno lo que aseguraba el hablador. Si es así ¿cómo se explica que el nuevo ministro de Transporte tenga una auditoría señalando que las compras de mascarillas en la época de Ábalos se hizo malgastando los recursos públicos?

¿Como es posible admitir que hay un gobierno “limpio” cuando hay auditorías internas del ministro actual sobre la falta de transparencia cuando el ministro era Ábalos? ¿Puede un gobierno ser limpio y desastroso a la vez?

Creo que uno puede ir a que le transmitan datos que no son reales ¿pero cómo queda el oyente que traga lo que le dicen?

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