Macrofiestas y desahucios como Santa Bárbara, sólo cuando truena

Javier Cámara (Jefe de área de El Imparcial)- Y DIGO YO

Es verdad que hasta que no leamos seis noticias diferentes cada día en los ’digitales’ sobre ’el asesino de la espumadera’, reportajes en los dominicales sobre el ’modus operandi’ de los que matan con este instrumento de cocina y un especial en Informe Semanal sobre el incremento de muertes causadas en los últimos años por la mencionada herramienta no se legislará en la dirección de ilegalizar este útil con el fin de evitar más víctimas.

Es poco probable que el mal uso de una espumadera pueda provocar muchas muertes, pero sirve para recordar que en España, desgraciadamente, estamos acostumbrados a reaccionar cuando ya ha sucedido la tragedia. Y muchas veces ni siquiera. Cuántas veces hemos oído eso de que no hay que legislar en caliente, pero luego, en frío, nadie se acuerda o da pereza hacerlo.

Aun así, en este país sólo se ha regulado la actividad profesional del portero de local de ocio cuando una paliza ha acabado con la vida de un joven indefenso a las puertas de una discoteca a manos —o puños— de una de estas bestias. Como ya nos imaginamos todos, sólo se empezará a regular el aforo a salas de fiesta de gran capacidad y los responsables se tomarán en serio el cumplimiento de las normas ya existentes después del fallecimiento de varias chicas, también indefensas, tras una avalancha.

Algo similar sucede con los desahucios. Ahora que vemos todos los días la desgracia en televisión, parece que crece el interés por solucionar un problema que lleva años marcando la vida de los españoles. Ahora que la moral del ciudadano no aguanta más embates por la crisis, ahora que hemos visto a un hombre suicidarse porque le echaban de su casa y ahora que ya no se puede ni ver un Telediario sin caer en la desesperación es cuando PP y PSOE se han reunido para llegar a un principio de acuerdo que solucione una realidad acuciante.

Y aunque nos lo podíamos imaginar, también ahora sabemos, que la ley española de desahucios vulnera la normativa comunitaria porque no garantiza una protección eficaz de los consumidores frente a las posibles cláusulas abusivas en las hipotecas. Vamos, que según la letra pequeña firmada en estos contratos, podemos perder nuestra casa antes de pedir daños y perjuicios.

Y digo yo: ¿Se legislará a tiempo para que nadie salga de fiesta estas Navidades sin las medidas de seguridad deseables por todos? ¿Se aplicarán las normas ya existentes para evitar ’macrobotellones’ y las ’macrointoxicaciones’ en las macrofiestas? Por otra parte, ¿cómo de urgentes serán las medidas que presente el gobierno para evitar desahucios socialmente injustos? ¿Serán con carácter retroactivo para que se puedan beneficiar los que ya han sido expulsados de sus casas?

Bien parece que se vayan a poner medidas urgentes contra los desahucios, pero es de desear, igualmente, que no se quede en una ley a medias, con herramientas insuficientes y que proteja tanto a los que se encuentran en proceso de ejecución como a los que ya han sido desalojados de sus casas. Ojo, también habrá que entender que una ’ley antidesahucio’ no significa que todo el mundo puede dejar de pagar su hipoteca.

En la cosa del ocio nocturno estamos todos de acuerdo con la dificultad que entraña controlar ese fatídico cóctel que resulta de mezclar el anonimato de la noche —potenciado por la falta de seguridad— con la desinhibición de las drogas y el alcohol junto a la inevitable euforia juvenil. Quizá algún día, entre la regulación administrativa del ocio, la buena educación y, sobre todo, el sentido común de legislar sin que tenga que morir nadie antes, consigamos que la diversión nocturna de los jóvenes no sea una lotería a la que la sociedad en general y las familias en particular no quieren jugar.

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