José Carlos Enríquez Díaz
Hace pocos días he leído un artículo de Victorino Pérez Prieto en Religion digital titulado Jacques Gaillot, “santo súbito”
Para que abunde el disfrute, los jefes de la iglesia católica continúan ofreciendo santos para ser venerados. Si antes los suministraba a nones, ahora los da a pares. Es triste ver como en vez de enfocar a los creyentes hacia la persona de Jesús, los desvían. Los hay de todas las edades y para todos los gustos, en especial, varones. Están los mártires y los muertos de manera natural. Están los recordados y los totalmente desconocidos y, por lo tanto, olvidados.
Así pues, lo que propone el señor Victorino es la compraventa de la salvación. La Salvación la venden porque son muchos los que quieren comprarla. Proveen libros, estampas, novenas, misas, rosarios, recuerdos, reliquias, cuadros, oraciones. En estas particulares onomásticas católico-romana faltan los nombres de muchos santos redimidos por la sangre del Señor. No todos son anónimos. Son personas que no buscan figurar, ni que se les haga hueco en los almanaques, ni que se les veneren. No hacen milagros cuando mueren sino que han caminado o caminan vivos por doquier haciendo el bien y son fieles a su fe, pues todos hemos sido llamados. Como hijos obedientes, no viváis conforme a los deseos que teníais antes de conocer a Dios. Al contrario, vivid de una manera completamente santa, porque Dios, que os llamó, es santo; pues la Escritura dice: “Sed santos, porque yo soy santo.” 1ª Pedro 1, 14-16.
Afirma el papa Francisco: “En cualquier lugar se puede ser santo si nos abrimos a esa gracia que trabaja en nosotros y nos lleva a la santidad. En tu casa, en la calle, en el trabajo, en la Iglesia. En cualquier momento y estado de vida que tengas está abierto el camino a la santidad. No se cansen de seguir este camino porque es Dios quien te da la gracia. Lo único que te pide el Señor es que estemos en comunión con Él y al servicio de los hermanos.»
Si comprendemos esto, todo cambia adquiere un significado nuevo, bello, comenzando por las pequeñas cosas de todos los días”
El obispo francés Jacques Gaillot, afirmaba que los bretones que han sido detenidos por albergar a militantes de ETA son «el honor de nuestra patria».
El obispo francés apartado por el Vaticano en 1995, Jacques Gaillot, siempre se caracterizó por apoyar causas radicales. «Sufro con esos militantes generosos que dan su vida y son torturados», afirmaba. No sufrió así cuando encubrió a un sacerdote pederasta.
Lo que no podemos (ni debemos) soportar es que un clérigo nos dé gato por liebre. O piedras en vez de pan, como dice el Evangelio. Si en vez de darnos la fe de la Iglesia, pretende sustituirla por sus ocurrencias disparatadas, la paciencia se acaba. Entre otras cosas, porque así nos lo manda el propio Dios por boca del Apóstol San Pablo: si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciáramos otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
¡Miedo. Una palabra que impregnó durante muchos años el País Vasco! Tras el franquismo llegó ETA y el miedo continuó. Miedo a relacionarse con según qué gente, miedo a pasar por delante de según qué edificio, miedo a mostrar en público según qué sentimiento ideológico. Miedo, sobre todo, a hablar de política. Todos los vascos lo padecieron durante las cuatro largas décadas de actividad armada de ETA.
El miedo, la rabia y la tristeza son los sentimientos que florecen en muchos ciudadanos del país al hablar de ETA.
La época más sangrienta de ETA fueron los llamados «años de plomo», entre 1978 y 1980, cuando la banda asesinó a 244 personas. Solo en 1980 mató a 97 víctimas.
ETA asesinó en el País Vasco a 575 de sus víctimas. La provincia más castigada de España es Gipuzkoa, donde fueron asesinadas casi cuatro de cada diez víctimas, seguida de Bizkaia, Madrid, Barcelona y Araba/Álava. En total, ha habido 24 provincias con víctimas mortales, según los datos de la Fundación, la última de ellas Baleares, donde tuvo lugar el último atentado que la banda perpetró en suelo español, el de los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Saenz de Tejada, en julio de 2009 en Mallorca. En Francia, ETA asesinó a otras 10 víctimas.
El atentado más sangriento de ETA tuvo lugar el 19 de junio de 1987 cuando colocó un coche bomba en el parking del Hipercor de avenida Meridiana, en Barcelona. Fueron asesinadas 21 personas y otras 45 resultaron heridas.
Parece también que el autor del artículo esperaba la muerte de Gaillot para alabarse así mismo.
Algunos cristianos han creado una imagen de un Dios egocéntrico cuyo único placer es recibir alabanza. Que nunca se diga eso de nuestro Señor, porque no es por eso que él ha venido a habitar en nosotros. Él ha venido a mostrarnos que es un Dios que no está lejos. El Señor quiere que sepamos que él no se encuentra en alguna parte de la oscura expansión del cosmos. Él no entra y sale de nuestras vidas a voluntad. No, él está muy presente en nosotros y nunca deja su morada en nosotros.
Me comentan que después de publicar su artículo hizo reenvíos desde su correo electrónico animando a compartirlo masivamente. Uno de los sonidos que todos conocemos es el típico que la gallina hace después de poner un huevo (po, po, po… pa, pa). Está comunicando al grupo su orgullo de haberlo puesto y, si escuchamos atentamente, oiremos al resto del grupo responder como si de alguna manera estuviesen dándole la enhorabuena.
Los Padres egipcios del desierto decían que la vanidad es una tentación contra la que debemos luchar toda la vida, porque siempre vuelve para quitarnos la verdad.
Ya en la antigüedad se advertía de los peligros de esta tendencia: el joven Narciso, en la mitología griega, era incapaz de amar a nadie porque estaba obsesionado con su propia imagen. Tras contemplarse maravillado en el reflejo del agua, se inclinó tanto hacia sí mismo que perdió el equilibrio y murió ahogado.