(gráficas Galicia Ártabra)–Un año más, la imagen del Cristo de los Navegantes ha vuelto a procesionar, no en el recorrido habitual «por su barrio de Ferrol Vello» aunque sí por la zona portuaria y a la vez que con su presencia unió, una vez más, su nombre al de la Armada Española al “visitar” sus instalaciones del Arsenal Militar.
Un numeroso grupo de ciudadanos, más dos millares en una de las procesiones más concurridas de los últimos años, acompañaron a la sagrada imagen después de la celebración de la Eucaristía en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro.
Eran las siete de la tarde cuando el obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, acompañado por varios sacerdotes, presidió la Eucaristía. Era el segundo año en el que el obispo asistía a un acto en este templo parroquial. Un templo abarrotado de fieles y una homilía en la que el pastor destacó el valor de Cristo en la Cruz, de como los fieles lo siguen en la procesión, como lo deben seguir en la vida, de la traición de Judas y las traiciones de los humanos, y siempre en un tono muy socia, muy cercano al pueblo y con f+referencias muy especiales al Cristo de los Navegantes..
Tanto en el templo como después en la procesión pudimos ver al Almirante Jefe del Arsenal, VA Ignacio Frutos Ruiz; al general comandante de la Fuerza de Protección de la Armada, Manuel García Ortiz; al Comandante jefe de las 31 Escuadrilla de Superficie, CN Gonzalo Leira Neira; al comandante de la Fuerza de Acción Marítima, CF José M. Faraldo Sordo. Asimismo se encontraban la delegada de la Xunta en Ferrol, Martina Aneiros Barros; la directora xeral de Turismo, Nava Castro; el presidente de la autoridad portuaria, Francisco Barea; el hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, José Evia; la senadora popular Verónica Casal; el comisario jefe del Cuerpo Nacional de Policía de Ferrol-Narón, Javier María de Loresecha; el director del Puerto de Ferrol, Jesús Casás López; así como el presidente de la Asociación de Vecinos de Ferrol Vello, Manuel Zapata; los ediles del PP, Maica García, Susana Sanjurjo y Javier Díaz y distintas representaciones de las Marinas de Pesca, Deportiva y Mercante y entidades.
LA PROCESIÓN
Finalizado el acto religioso salió de la zona frontal del templo la procesión. Se sumaron a la misma el alcalde de la ciudad, Ángel Mato y el presidente de la diputación provincial Valentín González Formoso.
La imagen del Cristo (Enrique Carballido,1949) fue situada sobre un paso de caoba y adornado con un manto floral en el que destacaban los claveles rojos, iba escoltada por marineros pertenecientes a la 31 Escuadrilla de Escoltas de la Armada Española.
Tras la imagen, portada a hombres por primera vez en muchos años, iba la presidencia religiosa y la civil y seguidamente el pueblo, más de dos millares de personas, numerosos miembros de la Armada en activo y en la reserva, y de las marinas deportivas, mercante y de pesca, así como numerosos vecinos de todas las edades, demostrando su amor y devoción hacia esta imagen.
En el Arsenal
La procesión se dirigió por Paseo de la Marina e Irmandiños hasta la Puerta del Parque del Arsenal . Allí el Cristo de los Navegantes fue recibido por el Ayudante Mayor y un piquete de honor y el «trono» desfiló por la zona central hasta su salida por la puerta de la “Cortina”. Se permitió la entrada libre a todos los que desearon participar en la procesiñon.
En el transcurso de este recorrido se lanzó al mar una corona de laurel en recuerdo de todos los fallecidos de las cuatro marinas españolas. La procesión regresando por el Paseo de la Marina hasta la parroquial del Socorro.
La parte musical estuvo a cargo de la Unidad de Música del Tercio del Norte de Infantería de Marina.
LA TRADICIÓN
Cuenta la tradición que un día de fuerte temporal se refugió en el puerto de Ferrol un navío que transportaba sal; cuando calmó la tempestad el buque intentó hacerse a la mar, pero cada vez que pretendía salir, soplaba nuevamente el vendaval; en la última tentativa, se observó que la tablazón de la embarcación rezumaba salmuera, razón que obligó a retirar la carga y puso al descubierto la presencia inexplicable del Cristo oculto en la bodega de la nave, se consideró que el Cristo no quería abandonar la ciudad, y se dispuso entregar la imagen a la iglesia parroquial de San Julián, con la construcción de un nuevo templo se instaló la talla en el altar del Cristo, posteriormente con la edificación de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, cuyas obras se principiaron el uno de enero de 1767, se traslada definitivamente el Cristo a este templo.
La imagen es una talla de grandes proporciones, del siglo XVII, obra de estilo barroco de naturaleza claramente popular y uno de los escasos Crucificados muertos que hay en Ferrol.
El mal estado de conservación en que se encontraba este Cristo de los Navegantes, hoy ya restaurada, aconsejó no sacar más la talla en procesión. Así las cosas, se vio en la necesidad de encargar una talla de Cristo Crucificado con el único fin de servir para la procesión de Semana Santa.