Julia M.ª Dopico Vale
Por primera vez en la historia los Niños Cantores de Viena actuaron en Ferrol celebrando además el 525 aniversario de una de las agrupaciones más legendarias de la cultura europea, el coro de voces blancas que nace el 7 de julio de 1498, cuando el emperador Maximiliano I de Austria funda la orquesta de la Corte con el fin de embellecer los oficios religiosos de la Capilla Imperial del Palacio Real de Hofburg, transcurriendo desde entonces las historia de los niños cantores paralela a la del Imperio, con momentos de gloria en los que se asocian a ellos nombres como los de Gluck, Mozart, Schubert o Bruckner y momentos de crisis, como la de 1920 tras el fin de la casa de los Habsburgo-Lorena, en la que los Niños Cantores casi llegan a desaparecer.
Precisamente para asegurar su supervivencia organizaron actuaciones fuera de la Capilla Imperial abiertas al gran público con las que obtienen como pudimos apreciar esta vez en Ferrol, un éxito extraordinario, tanto por su antigua trayectoria como por una excelsa calidad interpretativa que los hace únicos, convirtiéndose así en los mejores embajadores de Austria en sus giras por todo el mundo.
Veintitrés niños y un extraordinario director, vital y entusiasta, recrearon auténticas delicias musicales a través de un rico y diverso repertorio que fue desde lo académico, con obras de la gran tradición clásica a otras de carácter más ligero y también popular con cantos de Nueva Zelanda, Turquía, Ucrania o Carintia, enriquecidos en algunas ocasiones con instrumentos de pequeña percusión, el violín o la guitarra y el piano a cargo del maestro conductor.
El concierto terminó con el vals Las golondrinas De Austria de Strauss, para celebrar la llegada de la primavera y con dos bises ante la aclamación de un público entusiasmado, entre ellos la canción Clavelitos, coreada por los asistentes.
Larga vida a los niños cantores y a su excelsa inspiración.