Pedro Sande García
En mi última inmersión cinematográfica creía que había visto una película cuando en realidad lo que vi fue un biopic. Antes de ir al cine no leo las críticas cinematográficas, mi lectura se centra en la sinopsis, el director y los actores y es con esa información con la que tomo la decisión de cuál será la película agraciada. Una vez que salgo del cine es cuando intento leer alguna crítica, y utilizo el verbo intentar ya que hoy en día a la crítica, diría a la no crítica, cinematográfica le ocurre lo mismo que a la gastronómica. La mayoría de las páginas que encuentro suelen ser anónimas y los comentarios se reducen a la sinopsis de la película, o a la carta del restaurante, y a unas cuantas estrellas que puntúan la supuesta calidad, estrellas que son marcadas por espectadores, o comensales, anónimos. Es curioso lo que ocurre con las redes sociales, nos podemos encontrar a miles de personas que sin ningún pudor nos cuentan cada minuto de sus vidas pero a la hora de hacer una crítica o comentario se esconden detrás del anonimato. Y el ocultarse bajo el anonimato es una actitud poco fiable.
Fue en el momento de leer alguno de esos comentarios, y en uno de los pocos que no era anónimo, cuando descubrí que Simone, la mujer del siglo era un biopic. Biopic es un anglicismo recogido en la RAE y cuyo significado en el Real diccionario dice «película biográfica». Como verán del biopic se podría decir que es un género o una categoría dentro de una supuesta calificación cinematográfica. En definitiva, y perdonen por el enredo en el que me he metido, creo que si he visto una película y entonces no entiendo la razón de usar biopic y no película biográfica. Algunos de ustedes se estarán preguntando si en algún momento les hablaré del relato biográfico llevado al cine, ya saben ustedes que yo no hago crítica cinematográfica, y dejaré de hacer elucubraciones sobre el término más adecuado para calificar el filme que vi en el cine. Voy a comenzar con una recomendación, no la vean ustedes solos. Hay momentos en que la narración afectará con profundidad a su sistema límbico, en mi caso la vista se me nubló en más de una ocasión.
Tanto en las historias visuales como en las escritas me agrada que el director o el escritor jueguen con los saltos cronológicos, tanto hacia adelante como hacia atrás, y esto es lo que hace con maestría Olivier Dahan, el director de la película biográfica sobre Simone Veil. La narración se mueve, sin hacerlo de forma lineal, a lo largo de la vida, llena de momentos vibrantes, trágicos y conmovedores, de esta extraordinaria mujer. Creo que es importante, en el caso de que decidan ir al cine, que tengan alguna información previa sobre la protagonista de este relato biográfico. En el caso de no ir al cine también les recomiendo que se interesen por la apasionante vida de esta señora. Simone Veil nació en Niza en 1927 y murió en París en el año 2017. Judía, agnóstica, abogada, madre de
tres hijos, encerrada en los campos de concentración de Auschwitzy y de Bergen Belsen donde fallecieron sus padres y varios hermanos, ministra en diversos gobiernos franceses de centro derecha, primera presidenta del parlamento europeo, dedicó toda su vida a luchar por la libertad, por la igualdad, por los derechos de las mujeres, por la dignidad de los presos, por el trato humano a los enfermos de SIDA, en definitiva su vida fue una constante lucha por la libertad y la protección de los más débiles. Una lucha que sigue estando de rabiosa actualidad. Mujer insultada, maltratada y vilipendiada por el hecho de
ser mujer o de ser judía, los insultos que recibió y la intransigencia y el odio que le expresaron suenan muy cercanos. En mis oídos resuenan las palabras que dirigió a los miembros del Frente Nacional, mientras sus colaboradores preocupados por su integridad física intentaban que se fuera de aquella sala llena de extremistas, los cuales, mediante la violencia verbal y física, intentaban callarla en uno de los mítines en los que ella presentaba su candidatura al parlamento europeo, allí les grito «No me dan miedo. He sobrevivido a cosas mucho peores». No debemos olvidar que la ideología de los que la acosaban se está extendiendo de nuevo por toda Europa, nuestro país no es inmune a esta pesadilla, propagando el odio hacia los que no son o no piensan como ellos.
Simone, la mujer del siglo no es un filme cuyo objetivo sea hacer propaganda política, es un filme que muestra como la lucha por la libertad y por la justicia sigue siendo cada día más necesaria para mantener las cotas de libertad y justicia social que podemos disfrutar en la actualidad. Esta película es un recomendable repaso a la historia para todos aquellos que seguimos pensando que todos los días hay que seguir defendiendo la libertad y la justicia, una película que se debería mostrar a todos aquellos que desconocen la historia, un trozo de historia que se debería enseñar a muchos jóvenes y niños, también a los adolescentes y a los mayores, para que aprendieran que la libertad de la que disfrutamos hoy en día ha sido gracias al esfuerzo, la lucha y el tesón de
personas como Simone Veil.
Vayan al cine, disfruten de su libertad y cuídense mucho.