Juan Cardona Comellas
Hace algo más de un año he leído un libro, cuando menos singular, «La Policía de la Memoria» de la galardonada escritora japonesa Yoko Ogawa. La sinopsis es como digo singular. En una pequeña isla se produce un fenómeno inexplicable envuelto en un misterio inquietante: Un día desaparecen todos los pájaros de la isla, al mismo tiempo se borra de la memoria de los ciudadanos cualquier referencia a ellos: nunca han existido y por tanto no se puede recordar ni su forma, ni sus trinos, ni las emociones que podían trasmitir. Posteriormente desaparecen perros, gatos, y otros animales con el mismo resultado. Las desapariciones se extienden a flores, árboles y a cualquier ser vivo. Un buen día les toca el turno a las diversas partes del cuerpo humano, una pierna, un brazo, … hasta que los isleños quedan reducidos únicamente a su voz. No sigo para no descubrir el final de la novela. Regresemos al mundo real.
El Gobierno acaba de aprobar en comisión la Ley de Memoria Democrática, la nueva norma que sustituirá a la aprobada por Zapatero en 2007, conocida como Ley de Memoria Histórica, en la que se establecieron medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. En la Ley «Zapateril» se hacen desaparecer símbolos y monumentos que representen al Bando Nacional de la Guerra Civil y otros de la «represión» de la Dictadura. Con esta medida se pretende borra el recuerdo de aquellos hechos. La Ley, no solamente hizo desaparecer una serie de escudos, insignias, placas, nombres de calles y estatuas, sino que dio un paso más y declaró la ilegitimidad de tribunales y jurados de la época, así como sus sentencias: esto
abrió una serie de reclamaciones que la propia Ley tabula en cuantía. No tuvo en cuenta el ínclito presidente de antaño que «los pueblos que no conocen su historia están condenado a repetirla».
La nueva Ley se suma a las reclamaciones actuales de dirigentes y gobernantes indigenistas de la mayoría de estados hispanoamericanos que borran de un plumazo las actuaciones de España durante más de tres siglos en suelo americano: hospitales, universidades, catedrales, etc levantadas por los llamados «conquistadores» nacieron por generación espontánea, igualmente omiten la cultura «impuesta» que suprimió de raíz las practicas canibalísticas de ciertas etnias, introduciendo el concepto del bien “trabajo” por el de esclavitud entre pueblos. Borran igualmente la labor de las misiones, leyes de Indias y el propio mestizaje, que no se dio en otros territorios colonizados por otras potencias: Ergo, el imperio español no ha existido ¡hay que borrarlo de la Historia! ¡Viva la Leyenda Negra!
Actualmente el gobierno de Sánchez echa una mano en esta labor al suprimir del currículo de nuestros jóvenes cientos de año de historia con la práctica desaparición de toda referencia a lo anterior a 1812 en la asignatura de Historia de España de segundo de Bachillerato de la LOMLOE.
En la nueva Ley propuesta de Memoria Democrática llama la atención la fecha elegida para declarar la democracia en España. La sitúan el 31 de diciembre de 1983, de un plumazo borran cinco años de democracia consolidada desde la aprobación de la Constitución del 78 a esa fecha e igualmente destierran de nuestra historia y memoria la etapa de la Transición desde la muerte de Franco.
En la disposición adicional decimosexta de la nueva Ley, se establece que se creará una comisión técnica que investigue vulneraciones de derechos humanos a personas que luchaban por afianzar la democracia en el país entre 1978 y 1983. Este acotamiento de fechas fue propuesto y apoyado por Bildu.
Es de sospechar que califique de NO democrático los dos primeros años del gobierno de Felipe González; no sé si tendrá algo que ver que el 15 de octubre de ese año Lasa y Zabala fueron secuestrados en Bayona (Francia) por miembros del GAL y asesinados cruel y vilmente en Aguas de Busot (Alicante). Para los que les guste referirse a fechas para justificar posturas, solamente un apunte: en el año 1983 ETA asesinó a 44 personas inocentes y en el periodo del año 1978 a 1983 la cifra fue escandalosamente cruel con 358 asesinatos de inocentes a manos de la ETA.
Señor presidente de gobierno, ojo con borrar de la rica Historia de España más episodios; ya que se expone a que también los que le sigan en los futuros gobiernos borren el suyo, y será para usted bien triste que pasado un tiempo no exista en la memoria de los españoles ni un vago recuerdo de un presidente tan bien plantado y con tan buena percha como usted, recuerde: no hay nada peor en esta sociedad que «no ser nadie», no existir ni tan siquiera para ser criticado : su ego sumergido en el guano. Vuelva a la realidad y déjese de cesiones y concesiones a los que únicamente quieren borrar toda referencia a España en la Historia Universal.
Juan enhorabuena creo que es de los mejores artículos que has escrito
Buenísimo.
Además del estilo tan logrado ,los hechos son apabullantes y magnífico dietario para quienes no.los conocen.
¡Enhorabuena!