José Perales Garat
No es raro que de vez en cuando salga a cenar con mi hermana Titi y con mi mujer. Las pobres ya están acostumbradas a que antes de cada plato fotografíe lo que vamos a comer con vistas a un futuro artículo. Mis dos últimas salidas estuvieron directamente relacionadas con eventos montados para atraer el consumo, cosa que yo hago con sumo gusto siempre que puedo sumarme.
La Fashion Night es un evento bastante consolidado en Ferrol; también podría llamarse la noche de “lo siento, imposible” si pretendes cenar sin haber reservado previamente. En esta ocasión no tuvimos que alejarnos mucho del centro y Alejandro nos atendió en el Picasso mientras un grupo cubano nos deleitaba con unos aires caribeños que a mí, personalmente, me llevaron a tiempos en los que no viví. Picasso, como antes O Tanagra, siempre se ha caracterizado por unos grandes productos muy bien tratados, sin grandes elaboraciones y regados con algunos de los mejores vinos que se sirven en ese Ferrol que ya empieza con FEVINO, una feria que a mí me encanta que se celebre en la ciudad y que tiene mucho que ver con que aquí se beba tan bien.
Como vamos pasando mayo con este tiempo tan raro en el que los sábados hace día de playa, también me he seguido ejercitando en el noble arte de hacer bocadillos, a lo que se unió que mis hijas decidieron celebrar el día de México, que asistí a una cena de despedida, que volví a tomar una menestra de verdad ejecutada por mi madre y que me uní en la organización de una cena en Casa Maruxa dentro de unas jornadas organizadas por Cervezas Alhambra, en la que tomamos unos berberechos en una infusión de aceite y albahaca, un bacalao con patatas irreprochable y una picanha en la que la mano del ganadero se notaba más que los cuidados del cocinero, además de unos riquísimos freixós que yo ya daba por perdidos hasta el próximo invierno.
Después mis pasos me llevaron a ese Santiago siempre eterno en el que, por fin, conocí La Galiciana y su magnífica propuesta hostelera. ¡Vaya mayo llevamos, de verdad! Ahora las sirenas atraen mi barco hacia Casa Alexo y sus jornadas del queso, y seguro que aparecerán nuevos eventos en este Ferrol que, tras la epidemia, se ha convertido en un bullicio constante en el que he decidido caminar mucho más, hacer más ejercicio y tratar de empezar a cuidarme antes de que llegue este verano en el que tengo tres bodas y todo lo demás que tenemos todos en verano.
La verdad es que a estas alturas, me estoy empezando a temer que padezco algún tipo de enfermedad que me está ayudando a no llegar a los mil seiscientos kilos, pero si el mundo ha decidido que coma ¿Quién soy yo para ponerme contra el mundo?