La imagen del Cristo de los Navegantes volvió a recorrer «su barrio» de Ferrol Vello

(P.S.)-Un años más, tras dos sin poder salir procesionalmente, la imagen del Cristo de los Navegantes ha vuelto a recorrer “su barrio” el de Ferrol Vello a la vez que con su presencia unió su nombre al de la Armada Española al “visitar” sus instalaciones del Arsenal Militar.

Un numeroso grupo de ciudadanos, más del millar, acompañaron a la sagrada imagen después de la celebración de la Eucaristía en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro.

Eran las siete de la tarde cuando el obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, acompañado por varios sacerdotes, presidio la Eucaristía. Era la primera vez que el obispo asistía a un acto en este templo parroquial después de siete meses y diez días de su toma de posesión al frente de la diócesis. Un templo abarrotado de fieles, con un escogido acompañamiento musical, y una homilía en la que el pastor destacó el valor de Cristo en la Cruz, de como los fieles lo siguen en la procesión, como lo deben seguir en la vida y siempre en un tono muy socia, muy cercano al pueblo.

Tanto en el templo como después en la procesión pudimos ver al Almirante Jefe del Arsenal, VA Ignacio Frutos Ruiz; al general comandante de la Fuerza de Protección de la Armada, Carlos Pérez-Urruti Pérez; al comandante de la Fuerza de Acción Marítima, CF José M. Faraldo Sordo. Asimismo se encontraban la delegada de la Xunta en Ferrol, Martina Aneiros Barros; el primer teniente alcalde, Antonio Golpe Díaz; el parlamentario gallego y portavoz municipal del Partido Popular, José Manuel Rey Varela; el presidente de la autoridad portuaria, Francisco Barea; presidente de la AVV de Ferrol Vello, Manuel Zapata; hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, José Evia, así como ediles del PsdG-PSOE y PP y distintas representaciones y entidades.

La procesión

Finalizado el acto religioso y tras una espera para la organización, salió de la zona frontal del templo la procesión.

La imagen del Cristo (Enrique Carballido,1949) iba sobre un paso de caoba y adornado con claveles rojos, escoltada por marineros de la Armada Española.

Y seguidamente el pueblo, más de un millar de personas, numerosos miembros de la Armada en activo y en la reserva, y de las marinas deportivas, mercante y de pesca, así como numerosos vecinos de todas las edades, demostrando su amor hacia esta imagen.

Fot. cedida

La procesión se dirigió por la calle Espartero y San Francisco hasta la Puerta del Parque del Arsenal en donde procesionó el Cristo, al que una escuadra de gastadores le rindió honores, por las instalaciones militares hasta su salida por la puerta de la “Cortina” regresando por la avenida de la Marina hasta la parroquial del Socorro.

La parte musical estuvo a cargo de la Unidad de Música del Tercio del Norte de Infantería de Marina, bajo la dirección del capitán Luis García Cortizas.

La tradición

Fot. archivo

Cuenta la tradición que un día de fuerte temporal se refugió en el puerto de Ferrol un navío que transportaba sal; cuando calmó la tempestad el buque intentó hacerse a la mar, pero cada vez que pretendía salir, soplaba nuevamente el vendaval; en la última tentativa, se observó que la tablazón de la embarcación rezumaba salmuera, razón que obligó a retirar la carga y puso al descubierto la presencia inexplicable del Cristo oculto en la bodega de la nave, se consideró que el Cristo no quería abandonar la ciudad, y se dispuso entregar la imagen a la iglesia parroquial de San Julián, con la construcción de un nuevo templo se instaló la talla en el altar del Cristo, posteriormente con la edificación de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, cuyas obras se principiaron el uno de enero de 1767, se traslada definitivamente el Cristo a este templo.

La imagen es una talla de grandes proporciones, del siglo XVII, obra de estilo barroco de naturaleza claramente popular y uno de los escasos Crucificados muertos que hay en Ferrol.

El mal estado de conservación en que se encontraba este Cristo de los Navegantes, hoy ya restaurada, aconsejó no sacar más la talla en procesión. Así las cosas, se vio en la necesidad de encargar una talla de Cristo Crucificado con el único fin de servir para la procesión de Semana Santa.

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