Sabores ártabros- El concurso

José Perales Garat

Pues voy a hacer mi propuesta para que todas esas cosas que nos unen en estas líneas (no sabéis lo que os agradezco vuestra atención a todos los lectores, de verdad) sean valoradas aún más por toda la ciudadanía en general, y lo hago lanzándole una propuesta a los responsables municipales que quieren promover esa dieta ártabra que en realidad no se diferencia tanto del resto de la gallega o atlántica salvo por el propio devenir histórico de Ferrol.

A lo largo de mi vida he vivido en varios sitios que llevan intentando lo mismo desde hace mucho más tiempo que nosotros, y en casi todas hay muchos más eventos gastronómicos que aquí. Como en este caso se trata de presentar una idea nueva, cosa que no creo que tenga muchos antecedentes, os diré que los concursos gastronómicos y las jornadas de exaltación a los que he tenido el placer de asistir, pecaban de centrarse en exceso en la misma elaboración, por lo que al final acabas probando lo mismo muchas veces y la cosa cansa, por no hablar de que una vez has conocido el concurso no suele apetecerte volver. Con las jornadas de exaltación de un solo producto pasa un poco lo mismo: tú vas, lo pruebas, te gusta menos que casi cualquier otro día del año, pagas más y sueles estar de pie o en una mesa no muy cómoda… en fin, para gustos, pero tampoco es lo mío exactamente.

Luego están las ferias andaluzas, que lo que hacen es servir sólo productos típicos del taperío del sur, y que por eso tienen su público que, por amplio que sea, tiene sus limitaciones: en las casetas de feria no se dispone normalmente de una gran cocina profesional, por lo que la cosa se suele limitar a platos que se pueden hacer sin demasiadas elaboraciones, y os aseguro que no es poco, pero que tampoco hace que los productos ganen con respecto al siguiente viernes
en los locales habituales donde se sirven.

Pero todos estos eventos tienen su razón de ser, atraen visitantes y generan un movimiento de productos que no se consumirían si no existiesen; con esto no quiero decir que no me encante que en Cedeira hagan una feria del percebe, en Mugardos del pulpo, en La Estrada del salmón o en Arbo de la lamprea (por no hablar de Lalín y su feria del cocido, la del albariño de Cambados o la del marisco de O Grove) y, como no mencionarlas, que en Neda se celebre la fiesta del pan y en Betanzos el concurso de tortillas. No, no lo critico, sino todo lo contrario… pero no creo que ninguno de estos eventos sean aplicables en Trasancos porque aquí no tenemos un solo producto que destaque sobre los demás, y por eso propongo organizar un concurso para ensalzar esa dieta ártabra y ponerla en el lugar que se merece, que no es sino el Olimpo de la gastronomía gallega junto al resto de las comarcas.

Tenemos unas elaboraciones envidiables, entre los que se encuentran las tortillas, los panes y empanadas, los callos o los chipirones a la plancha, pero también tenemos unos mariscos extraordinarios que ya se sirven en otras partes indicando su procedencia ártabra, entre los que destaco las vieiras, las zamburiñas (las negras, las de verdad) y los chocos y chipirones.
Tenemos también unos quesos y otros lácteos en el Eume, las mieles, la huerta de Narón, las carnes del Forgoselo y unos pescados de bajura que, desde Candieira hasta Prioriño, llevan deleitando a los homo sapiens desde al menos las guerras romanas. Y algunos platos que nos diferencian un poco, como el pulpo a la mugardesa o el rape a la cedeiresa… y las tripas, me recuerda Canito, que no le gustan a demasiada gente, pero que sí son bastante más habituales
aquí que en otros sitios.

Podemos hacer una jornada de exaltación de los callos a la gallega, claro, y hablaremos de lo extraodinariamente bien elaborados que están… pero eso no tendrá ninguna incidencia en nuestro tejido productivo, ya que los callos, los chorizos o los garbanzos no son productos que se confeccionen en nuestro entorno. Y dicho esto: la idea es hacer un concurso abierto en el que haya una categoría profesional y otra aficionada y en el que se premien los mejores platos
tradicionales, los más innovadores y los que mejor expliquen la relación del producto con el entorno. Tan fácil y tan difícil, ¿verdad? Pues sí, sin retos no se avanza, pero yo creo que con una base de partida, la colaboración de los poderes públicos y los productores y vendedores y las asociaciones de hosteleros de Ferrol y comarca, podría hacerse un evento en el que se presentaran los platos ya elaborados y se concurriera a una final en la que se podrían montar
unas cocinas en las que los clasificados defendiesen su propuesta ante el jurado y una parte del público que se apuntase para probarlos, y os pongo un ejemplo: hace unos años me inventé los “galipeños”, que no eran sino unos pimientos del Couto rellenos de queso del Eume y empanados con huevos de aquí y pan de Neda rayado… pero nunca he tomado esos pimientos fuera de mi casa nada más que fritos, cuando dan para mucho más.

Ya, ya lo sé: Seguro que nadie se apuntaría, habría que montar todo eso, a ver quién lo paga, seguro que es un fracaso, aquí todo es lo mismo, en Ferrol la gente no se apunta a esas cosas… pero os voy a decir una cosa: yo creo que estáis equivocados, y que con una organización cuidada pasaría exactamente lo contrario, y con el tiempo hasta vendrían cocineros profesionales de fuera de Ferrol a demostrarnos su maestría, como vienen los pianistas al Concurso Internacional (de decenas de países) o los pintores urbanos a Las Meninas, que son sólo dos ejemplos de ideas por las que lucharon sus promotores y que, en un periodo de tiempo relativamente corto, se han consolidado en sus respectivos sectores y atraen a artistas de dentro y fuera de nuestras fronteras.

En uno de los sitios en los que viví me encontré un cartel conmemorativo de una extraordinaria obra que llevaron adelante los socios de un club náutico, rezaba así: “Como no sabían que era imposible, lo hicieron”... y hasta aquí mi propuesta de hoy, que cedo al que esté interesado en llevarla a cabo, con el compromiso total de no presentarme si no se me ocurre nada que merezca la pena, y también de participar en las pruebas de todas las elaboraciones que se presenten al concurso, aunque estoy seguro de que, para eso, sí va a haber voluntarios.

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