Julia Mª Dopico Vale
La semana musical viene marcada esta vez por cuatro perlas de la estimada música italiana, cuyos sonidos distintivos transcurren melódicamente a lo largo de la historia de la tradición clásica occidental. La universal Real Filharmonía de Galicia, dirigida magistralmente por el Maestro Enrico Onofri, actual-mente director Principal de la jovencísima Filarmónica Arturo Toscanini con sede en Parma, presentó en los Auditorios de Santiago y de Ferrol -aquí de mano de la Sociedad Filarmónica-, su concierto “Postal desde Venecia”, dibujada con los compases de Vivaldi, “Il prete rosso”, uno de los más grandes compositores del Barroco que debe su inmortalidad a la inspiración celestial de sus obras instrumentales y a sus formas perfectas.
De él sonaron el Concierto Per Parigi en Do menor RV 114 y la obra sacra Laudate Pueri Dominum, RV 600, un himno a la grandeza de Dios y a su providen-cia- “… excelsus super omnes gentes/ Dominus super caelos gloria eius…”-magníficamente interpretado por la soprano francesa Francesca Aspromonte, consolidada en este tipo de repertorios y sobre la que la BBC Music Magazine se pronuncia: “voluptuosa y aterciopelada, de vívida dicción que capta tensiones emocionales y retóricas”. De Gioachino Rossini, “El Cisne de Pésaro”, ídolo musical de la Europa de sus días y perseguidor de la estética del deleite, la Sonata para cuerdas núm. 1 en Sol Mayor, que transcurrió melodiosa, atractiva y con efectivos ritmos.
Ya para terminar, en pura línea galante, subrayando el ambiente del salón de época, la Sinfonía nº 26 en Do menor, G 519 de Luigi Boccherini en la que fluye el diálogo instrumental llevado a cabo con gracia a través de sugerentes exquisiteces entre las que se insinúan acentos levemente patéticos. Una vez más, la Real Filharmonía demostró su excepcional buen hacer ofreciendo un repertorio menos usual, de singular belleza como pudimos apreciar en la “Postal desde Venecia” y sus musicales góndolas melódicas.