El Concello de Ferrol detectó en el día de ayer nuevos robos de cable de alumbrado público en la ciudad, en este caso en la calle Irmandade de Doadores de Sangue, en las cercanías del CHUF, y en la carretera de A Malata, entre FIMO y las instalaciones de pádel, tal y como informó la concejala de Obras y Servicios, Ana Lamas. La edil explicó hoy sobre los robos registrados en las últimas fechas que ya se repuso el material en el paseo de A Malata y actualmente se está colocar en la zona de subida cara el CIS.
Se trata de un problema, dijo, que “afecta también a la atención de las averías, puesto que sobrecarga el servicio”. Los trabajadores de mantenimiento de instalaciones eléctricas del Concello “deben atender, además de cualquier tipo de incidencia habitual, a la reposición del cable robado, con el consiguiente impacto económico que supone”. Los robos en la ciudad ya afectaron a tramos de alumbrado público en barrios como A Malata, Santa Mariña, Catabois, San Xoán, los hospitales, Leixa, Parque Ferrol y Ciudad Jardín. En la actualidad se están cuantificando los metros de cable sustraído recientemente y el coste que implicará su reposición. En algunos casos incluso se detectó que los ladrones abren arquetas soldadas en las aceras mediante palanca para llevar el material.
Colaboración ciudadana
En este punto, la concejala responsable de Servicios volvió a insistir en solicitar a la ciudadanía que “alerte a la policía de cualquier movimiento sospechoso que pueda estar relacionado con el robo de cable o con su manipulación”. Puntualizó que la colaboración de los vecinos “es fundamental para complementar la labor que lleva a cabo a policía”.
Los robos de cable causan, además de importantes perjuicios a la ciudadanía, un cuantioso gasto a las arcas municipales. Por ejemplo, un informe realizado a finales del pasado año por técnicos municipales en el que se cuantificaba económicamente el impacto de los robos de cables en instalaciones de alumbrado público en 36 cuadros e instalaciones situados en varios puntos de la ciudad detectó que en dos meses se sustrajeron 29 kilómetros de cables. Su reposición, explicó Lamas, implicó uno coste de cerca de 80.000 euros.