Pedro Sande García
Mis primeras letras son para pedir disculpas a Fernando León de Aranoa, Javier Bardem y a todo el equipo de producción de «El buen patrón». Disculpas por mezclar en una misma crónica los comentarios sobre una magnífica película con una mediocre, me atrevo a decir que pésima, serie de televisión: «El juego del calamar». El hábito de combinar los comentarios de dos producciones, cinematográficas o televisivas, me ha llevado a esta situación donde la diferencia de calidad es infinita.
Según la RAE, una de las acepciones de original es: Que tiene, en sí o en sus obras o , carácter de novedad. El dotar a algo, en este caso a una serie de televisión, de originalidad, no es sinónimo ni presupone un nivel mínimo de calidad. Y eso es lo que le ocurre a «El juego del calamar», una serie original pero de muy baja calidad. Fue el interés que suscitó en los medios el que me llevo a ver sus nueve capítulos, si no fuera por dicho interés en el segundo o tercer episodio la hubiera abandonado. No me sorprendió la alta audiencia que ha tenido, con la audiencia ocurre lo mismo que con la originalidad, no es sinónimo de calidad.
Mi dictamen negativo se sustenta en varios apartados. Comienzo por el de la puesta en escena, unos escenarios de cartón-piedra que si no fuera por el colorido de las imágenes podríamos estar pensando en alguna producción de los años 60 del siglo pasado donde la falta de medios era algo habitual. En cuanto a los actores, a lo largo de todos los episodios sus rostros exhiben la misma expresión que los escenarios, cartón-piedra. El semblante permanece invariable durante toda la serie, no hay registros, y lo que es peor, en ningún momento transmiten emociones o sentimientos. El apartado de los diálogos muestra lo poco que se han esforzado los guionistas en darle vida y energía tanto a la historia como a los personajes. No recuerdo la banda sonora, ni siquiera recuerdo si había acompañamiento musical. Y el final, no se preocupen no se lo voy a desvelar, solo les diré que es nefasto, ni siquiera es original y solo muestra las ganas de los productores de hacer una nueva temporada. Conmigo que no cuenten, ni los medios serán capaces de hacerme caer en la tentación.
Fue en febrero del año 2020 cuando asistí por última vez a una sala de cine. Un
año y ocho meses después, cuando las aguas por las que navegan nuestras vidas
parecen dejar las turbulencias, decidí que ir de nuevo a una sala de cine sería dar un
paso más en la normalización de mi vida. Eso sí, no me olvido, y deseo que ustedes
tampoco, de esa mayoría de mares donde la tormenta sigue arreciando, ni tampoco del
incierto futuro dado la falta de conocimiento para predecir cuando será el final de la
pandemia que continúa asolando al mundo.
Elegí para esta nueva puesta de largo «El buen patrón» la razón fue la sorpresa
que me causó, hasta el momento no tenía conocimiento de su existencia, su elección por la academia de cine para competir por el Oscar a la mejor película internacional en la 94ª edición de los premios de Hollywood.
Durante los primeros compases de la proyección pensé que era una película construida para el lucimiento de Javier Bardem, fue un espejismo, a los pocos minutos la intensidad y el interés por la historia se acrecentó y la espectacular interpretación de Javier Bardem fue el perfecto acompañamiento para un filme que guardaré en mi lista de favoritos. Su director, Fernando León de Aranoa, con una historia donde la mentira, la traición, la soberbia y la avaricia muestran la cara más mezquina del ser humano, no nos muestra una crónica amarga y consigue que a lo largo de 120 minutos sea la sonrisa, y en algunos momentos la carcajada, la que domine nuestras sensaciones. El film no engaña al espectador, nos muestra un relato inteligente que envuelve una áspera realidad con papel de seda.
Sobre Javier Bardem y su interpretación del empresario Julio Blanco, espero que
no sea un reflejo de la clase empresarial española, les dejo una lista de calificativos,
algunos de ellos que habrán leído en otras crónicas: enorme, inmenso, brutal,
impresionante, magistral. Lo guardaré en esa lista especial que emerge por encima de los favoritos. El resto del reparto: Manolo Solo, Almudena Amor, Óscar de la Fuente, Sonia Almarcha, Fernando Albizu, Tarik Rmili, Rafa Castejón, Celso Bugallo, Martín Páez y Yael Belicha acompañan de una manera eficaz una historia que muestra, a través del humor, una realidad descarnada. Me gustaría resaltar al personaje del guarda de seguridad, sobre él he llegado a pensar que el actor que lo interpreta, Fernando Albizu, es, en la vida real, el guardia de seguridad que representa.
Para terminar de nuevo pido disculpas al equipo de «El buen patrón» y les felicito
por el brillante filme con el que estoy seguro que deleitarán a muchos espectadores.
A todos ustedes, sigan disfrutando con el entretenimiento y sobre todo, no se
olviden de cuidarse.