La Fundación Barrié y el Paraninfo de la Universidad de A Coruña fueron el
escenario del desarrollo del Congreso Internacional Emilia Pardo Bazán en su
centenario. Literatura y vida en los siglos XIX, XX y XXI. Un enorme éxito de
convocatoria, crítica y público en el que ponentes de universidades gallegas y españolas, europeas y estadounidenses como Purdue, Cornell, Emory, Boston University, University College (Londres), Amsterdam, París, Pisa, Bolonia (Italia) y El Cairo hacían una revisión novedosa de la vida y obra de la autora coruñesa. Destacó la calidad investigativa de los ponentes y las parcelas abordadas, algunas de ellas totalmente pioneras. El Congreso contó con la coordinación del catedrático de origen mugardés José María Paz Gago y entre los investigadores, compareció la ferrolana María Fidalgo Casares.
María Fidalgo Casares, (Ferrol 1964) afincada en Sevilla desde 1992, es doctora en Historia del Arte. Es autora de dos centenas de publicaciones, entre ellas los libros de artista más vendidos de los últimos 25 años: Ferrer Dalmau, el pintor de Batallas, Bocetos para la Historia e Imperio de la Editorial Planeta.
Su ponencia en el Congreso titulada Los Abanicos de Pardo Bazán respondía a su condición de especialista en la historia del abanico, tema del que ha impartido varias conferencias, y ser una de las máximas expertas en iconografía bélica. En un estudio novedoso dentro del arte militar, analizó en detalle las complejas características
vexilológicas y uniformológicas de la escena del abanico de Pardo Bazán dedicado al General Prim en la Batalla de Castillejos que conserva el Museo del Ejército.
Fidalgo habló de “El abanico de Ferrol”
Dentro de la actividad cultural de la investigadora, Ferrol suele estar entre sus prioridades. Este congreso fue buena muestra de ello y dedicó un importante espacio a hablar del “Abanico de Ferrol”.
Su padre, Manuel Fidalgo, localizó uno de los escasos abanicos que se conservan de Emilia Pardo Bazán, en la década de los 50, hoy exhibido en el Museo de Bellas Artes de A Coruña. Según declaraba Fidalgo, “No puedo asegurar su procedencia, pero tengo el pálpito de que mi padre lo “rescató” en Juan «El Chambón” “Es un abanico singular, autografiado por la propia Emilia y posee una bicromía blanquinegra-, posiblemente es de medio luto o de alivio, que portaban mujeres viudas pasado un tiempo del fallecimiento de sus maridos”– aclaró· «Ferrol además es una ciudad en la que los abanicos eran de una extraordinaria calidad. A través de Filipinas, llegaban piezas muy escogidas de nácar, seda, tul…»
Doña Emilia y Los Casares
Este abanico no es el único lazo entre la familia de María Fidalgo y la escritora. Su tatarabuelo, el famoso científico Antonio Casares, tenía una estrecha relación con el padre de Emilia, a la que conoció a fondo y lo convierte en uno de los personajes de “Pascual López”, la primera novela que escribe. Visitaba con frecuencia “ Las Torres de Meirás” y algunas de las tramas de la novela están inspiradas directamente en las
investigaciones de Casares, pionero de la luz eléctrica y del cloroformo como anestésico.
María Fidalgo en breve asistirá al Seminario Internacional del Carlismo en Madrid donde conferenciará sobre arte carlista .“Volveré a hablar de Emilia: el rey carlista Don Carlos VII regaló personalmente a nuestra escritora un abanico muy peculiar en una visita que le hizo a Venecia, donde tenía su corte”. “Doña Emilia es una matrioska. Cuando más investigas, percibes que más te queda por saber”