El Grupo de Patrimonio de la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Ferrol-Narón identificó a un joven que en unión de otro hombre y una mujer, lograron llevar a engaño a una señora de la tercera edad que sufrió el conocido “timo del tocomocho”.
La señora, vecina de Ferrol, fue abordada «gentilmente» por una mujer joven con una ristra de cupones de la ONCE supuestamente premiados de los que quería desprenderse, puesto que según ella ya tenía mucho dinero fruto de una herencia que acababa de obtener recientemente y no le interesaba cobrar los premios de esos cupones. Acto seguido, un varón joven que era cómplice de la chica, apareció en el lugar interesándose por la propuesta que le hacían a la anciana, generando así mayor interés en la escena.
Así, lograron embaucar a la señora hasta el punto que la acompañaron hasta su domicilio a recoger dinero y joyas, no contentándose sólo con eso, sino que también la llevaron en un vehículo conducido por un tercer varón hasta un cajero donde lograron que extrajera dos mil euros más. Finalmente, cuando los estafadores consideraron que habían obtenido su objetivo, le pidieron a la anciana que fuera a comprar una botella de agua y así proceder con posterioridad a la entrega de los cupones premiados, si bien a su regreso comprobó que se habían marchado del lugar sin esperarla, viéndose de repente como verdadera víctima de una estafa.
Actualmente la Policía está dedicando su esfuerzo para proceder a la localización y detención del joven reconocido.
Los autores del “timo del tocomocho” representan cada uno de ellos un papel bien definido, como si de actores se trataran. El “tonto” es la persona que ofrece desinteresadamente una oferta irrechazable, ya sean boletos de lotería premiados o bien lotes suculentos de joyas por un valor de venta llamativo -son los dos casos más frecuentes. “El gancho” es la segunda persona que surge espontáneamente en la conversación, es la que se encarga de dar credibilidad a la oferta y la que ayuda a convencer a la víctima o “primo” para no dejar escapar la oportunidad. Y normalmente hay una tercera persona que da cobertura a los otros, ya sea vigilando, conduciendo o aumentando la ilusión de obtener semejante ofrecimiento.
Por eso, la Policía no ceja en su empeño de recordar, sobre todo a las personas mayores, que nadie regala fortuna a cambio de nada, y aconseja desconfiar de estas situaciones tan fortuitas y generosas.
A través de sus redes sociales y de los agentes de Participación Ciudadana se ejerce una importante labor de prevención y de información para evitar que nuestros ancianos caigan en estos errores.