Sabores ártabros-La cosa va de quesos

José Perales Garat

Pues sí, de quesos, qué queréis que os diga: sé que en uno de mis primeros artículos os hablé de una tabla de quesos, aunque no recuerdo haber mencionado que en esa tabla no había ningún queso gallego, y ahí está el meollo del asunto: resulta que en 2018 se celebró en Bergen el principal certamen quesero del mundo, los World Cheese Awards, y que dieciséis quesos gallegos obtuvieron galardones en sus respectivas categorías, y uno de ellos (y sólo uno de ellos) obtuvo la medalla de oro, y ese queso fue, preciamente, un queso ferrolterrano de la cooperativa Campo Capela que se llama Mouro, que es como se denominaba antiguamente por estos lares y de forma genérica a aquellos que levantaron cualquier construcción cuyo origen no esté del todo claro.

Mi abuela decía que queso todos los días y un queso al año, pero si estuviera viva (y
precisamente hoy cumpliría ciento diecisiete años) le diría que tengo bastante claro que en esto de los quesos, cualquiera tiempo pasado no fue mejor.

Vayamos por partes: Campo Capela (https://www.campocapela.com/) es una cooperativa compuesta por algo más de cincuenta socios que se dedica a los productos lácteos y que va alcanzando cotas de éxito difícilmente imaginables hace no tanto tiempo. En su web dicen del  O Mouro que “ganó el Premio Etiqueta de Oro al mejor queso de Pasta Blanda en el Salón del Queso2015 en León. En 2017 recibió el Premio InnoFórum al producto más innovador por el nuevo recubrimiento de café y canela, además de ser Finalista en el Salón Gourmet Madrid 2017. En 2018 obtuvo la medalla de oro en el campeonato del mundo World Cheese Awards, celebrado en Noruega”.

Bergen tiene cierta relación con Ferrol, por aquello de que acoge la principal base naval de Noruega y que está en una especie de ría donde hubo una batalla y se dieron de tortas con los ingleses. También estamos relacionados porque les construímos unas preciosas fragatas… y ahora por el queso, que ya es relacionarse estando ellos donde están y nosotros donde estamos. En Ferrol es relativamente fácil encontrar sus productos -los de Campo Capela, no los de Bergen- en el Mercado y en varias tiendas, pero en Puentedeume tienen una tienda propia, los suertudos, donde puedes encontrar esta joya, el queso con chorizo de porco celta o el queso curado de invierno, además del resto de sus extraordinarios productos.

Las Queserías del Eume (https://www.queseriasdeleume.com/) también han colado a tres de sus quesos en el prestigioso galardón, y su sensacional O mirador do Eume ha sido reconocido con un oro y el extraordinario A Zoca, ahumado con madera de abedul y con cuarenta y cinco días de maduración, con un bronce.

Los Queixos Brigantia, cuya web está en construcción pero que tienen páginas en Facebook y Twitter, son de San Saturnino, y también se están destacando por sus cuidadas elaboraciones, entre las que yo destaco el Grey de Breogán.

Un poquito más lejos, en Villalba, tenemos a los virtuosos responsables de Queserías Prestes, que no paran de acumular reconocimientos (sensacional su azul Sara& Lara con un bronce en el mismo certamen y no menos sorprendente el Cabuxa, que apenas ha aparecido ya ha obtenido un notable reconocimiento, lo cual es significativo siendo un queso de cabra).

Y de cabra también son las joyas que la empresa Como Cabras comercializa bajo la marca comercial Touza Vella, de oveja son los de O Rexo y O Balido y de leche cruda de vaca los de Cortes de Muar, mi último gran amor desde que probé su Marianne curado en heno, que me transportó por una mezcla de sabores para mí sorprendente.

Y hay muchos más, entre otros los que se acogen a las denominaciones de origen Tetilla, Arzúa-Ulloa, San Simón da Costa Cebreiro… y eso sin hablar de los requeixos, que son un producto que casi en cualquier otro lugar del mundo se vendería a precio de oro, de ese parmiggiano hecho en Galicia al que se ha bautizado Galmesano y esos productos lácteos de LARSA, CLESA, Río…

Y en mis investigaciones he descubierto que no sólo se innova con las elaboraciones, sino que se hace también con la alimentación de las reses, el tipo de crianza, con las razas y con casi todo lo que se puede experimentar, lo que me lleva a preguntarme una vez más si los gallegos no estaremos arrastrando ciertos complejos que podrían traducirse en ese extraordinario hecho de que en la comarca de Ferrol, a escasos minutos en coche de la ciudad, tenemos una cooperativa que ha ganado un oro mundial en el principal certamen de quesos del mundo y no hemos acudido a la Plaza de Armas a celebrar el título cuando sí lo hemos hecho con algunos éxitos deportivos que, si bien son muy merecidos e ilusionantes, no alcanzan la dimensión que podría alcanzar nuestra comarca si realmente supiéramos lo que nos estamos comiendo.

¿Podéis imaginaros al maestro quesero saliendo al balcón del ayuntamiento y a toda la ciudad ovacionando la medalla obtenida por el Mouro… ? Ya, yo tampoco.
Y que nadie me tache de exagerado, o sí… pero muchos de esos quesos que han logrado ser distinguidos en sucesivos certámenes nacionales e internacionales, fueron presentados en la Feria del Queso de Moeche sin que nosotros le hayamos dado ningún tipo de importancia, y eso me hace pensar en lo lejos que podríamos llegar si lográsemos congregar a un cierto número de visitantes en torno a una muestra en la que estuvieran nuestros quesos, panes, vinos, grelos, pimientos, postres, empanadas, conservas, carnes, pescados y mariscos y, por qué no decirlo, una cerveza ártabra que ya se ha convertido en la más reconocida de España y que se abre paso por todas partes sin complejos, emulando a una más que conocida marca de ropa que ya hace tiempo que traspasó todas las fronteras.

¿Porque en realidad qué somos, el fin del mundo o la meta de todos los caminos? Pues tal vez ninguna de las dos cosas o quizá algo de ambas, y tal vez de ahí venga esa confusión acerca de si subimos o bajamos, trayecto en el que yo meteré un queso en el zurrón por si acaso… creo que ha quedado claro que tengo donde elegir, aunque no sepa muy bien a donde vaya.

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2 comentarios

  1. Es complicado resistirse a no dar un bocado a cualquier queso que veamos por ahí, aunque sea en casa ajena…

    • Con el buen trabajo que se está haciendo sí… aunque yo reconozco que ahora soy más selectivo que de joven, cuando me llevaba cualquier cosa a la boca.