Una vez más la sempiterna Rosalía de Castro y su lírica universal sirven de inspiración a intérpretes y compositores que encuentran en sus versos la expresión precisa para crear las melodías y canciones que configuran desde la etapa romántica la tradición del “lieder de Galicia”, vivo en la memoria colectiva de manera intemporal. Ahí están Negra Sombra, del lucense Juan Montes o Maio Longo– “todo cuberto de rosas”– de Baldomir; canciones que son himnos en los que nos identificamos y que nos identifican, cuyas melodías germinan en la floresta musical gallega entre multiplicidad de géneros y estilos.
Son estos compositores históricos y los poetas, los que prenden la antorcha luminosa de una cultura dormida en siglos oscuros de ostracismo haciendo resurgir la conciencia cultural de cada pueblo, manifiesta en el uso de una lengua que sobrevive en el mundo rural y campesino para ser cantada como en otras épocas gloriosas de troveros y ministriles.
Melodías que hoy vuelven a ser noticia por presentarse unidas bajo el nexo “rosaliano” en el c.d “Rosalía Cantada”, presentado en la casa de Padrón donde la escritora vivió sus últimos años, interviniendo el barítono Eliseu Mera y el pianista Cándido Cabaleiro; una schubertíada en la que se escucharon además Doce sono y Querom´ire y del Maestro Antón García Abril, Todo é silencio, Cando vos oyo tocar y As de Cantar. Junto a él, una nueva generación de creadores patrios que dejan profunda huella: Juan Durán, con Un repoludo gaiteiro, Octavio Vázquez con En Cornes y Como chove miudiño y Fernando Buide del Real con Branca aurora y Alborada.
Un impecable trabajo posible gracias a la Fundación Rosalía de Castro y a la Consellería de Cultura, Educación e Universidade, con el que se contribuye a enriquecer la obra creada en torno a la poética rosaliana y a dejar constancia de su influencia entre los músicos que encuentran ella un fluido cauce sonoro.