(ElConfidencialDigital-AurelioRuiz Enebral)-A Rusia no le ha sentado nada bien el ejercicio “Sea Shield 21”, unas maniobras de la OTAN en la costa de Rumanía en el mar Negro en las que participan la fragata «Méndez Núñez» de la Armada española y varios cazas del Ejército el Aire.
La agencia pública rusa de noticias RIA Novosti informó el 19 de marzo de unas declaraciones del vicealmirante Igor Osipov, que aseguró que “todos los submarinos de la Flota del Mar Negro están realizando sus tareas fuera de sus bases”.
Rusia mantiene seis submarinos en Sebastopol, ciudad de la península de Crimea que alberga una base naval rusa por acuerdo con Ucrania. La península entera fue anexionada por Rusia en la guerra civil ucraniana.
Otro militar de alto rango de la flota de submarinos rusos añadió que se trataba de un despliegue “sin precedentes”, que distintos medios rusos han vinculado con las maniobras de la OTAN en el Mar Negro.
Un buque y aviones españoles
En los últimos días, esos medios han informado de que en el puerto rumano de Constanza se han reunido 18 buques militares de varios países miembros de la Alianza Atlántica: Bulgaria, Grecia, Países Bajos, Polonia, Rumania, Estados Unidos, Turquía y también España.
Entre el puerto de Constanza (Rumanía) y la base naval de Sebastopol hay algo menos de 400 kilómetros.
En las maniobras de la OTAN participan también “helicópteros F-16 Fighting Falcon, MiG-21, IAR-330 de la Fuerza Aérea y la Armada rumana, y también cazas españoles Eurofighter Typhoon y aviones de reconocimiento estadounidenses y turcos”.
La presencia española, por tanto, es tanto naval como aérea. Desde principios de febrero y hasta finales de marzo España participa en la misión de policía aérea de la OTAN en el Mar Negro, con un destacamento de más de 100 militares del Ejército del Aire y seis cazas Eurofighter del Ala 11, con base en Morón de la Frontera (Sevilla).
Los Eurofighter españoles se dedican, como ya hicieron en el Báltico, a controlar el espacio aéreo de Rumanía y de los países de la OTAN de su entorno, principalmente para reaccionar a las incursiones aéreas de aviones militares rusos que desafían los radares y aeronaves de los países del Este de Europa, tanto ex repúblicas soviéticas como antiguos regímenes comunistas aliados de la URSS en los tiempos de la Guerra Fría.
La Sexta Flota de la US Navy, que participa en los ejercicios “Sea Shield 21”, amplió el número de participantes: “Las fuerzas marítimas de Albania, Bulgaria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Japón, Países Bajos, Polonia, España, Agrupación Naval Permanente 2 de la OTAN, Turquía, el Reino Unido y Ucrania”.
Justo hace unos días el Estado Mayor de la Defensa informó de que en ese mismo puerto de Constanza, en Rumanía, se realizó el acto de relevo de la fragata ‘Cristóbal Colón’ por la ‘Méndez Núñez’ ambas con base en el Arsenal de Ferrol.
La primera cedió el testigo a la segunda como buque de mando de la Agrupación Naval Permanente 2 de la OTAN (SNMG-2).
“Guerra antisubmarina”
Según la marina de Rumanía, el principal objetivo del ejercicio multinacional “Sea Shield 21” es “verificar y fortalecer el nivel de interoperabilidad y cooperación entre las fuerzas navales rumanas y otras categorías de fuerzas del ejército rumano, diversas estructuras dependientes del Ministerio del Interior y otras fuerzas navales de la OTAN”.
Consiste en entrenar la respuesta naval de la OTAN a una crisis geopolítica en la región del Mar Negro, si bien intenta ejercitar la interoperabilidad de todos los entornos: marítimo, terrestre, aéreo y submarino.
La Sexta Flota de Estados Unidos destacó que se intenta mejorar la interoperabilidad de los aliados en ámbitos como “la guerra antisubmarina, la guerra antisuperficie, la guerra antiaérea y misiones conjuntas de contramedidas de minas”.
Es decir, que casi una veintena de buques de la OTAN, incluida la fragata española ‘Méndez Núñez’, están entrenando la guerra antisubmarina en el Mar Negro mientras seis submarinos de la flota rusa se encuentran en alerta y muy vigilantes de todos los movimientos de las fuerzas aliadas. Se les suman, como ya se ha dicho, los Eurofighter del Ala 11 desplegados en Rumanía, que son seis.
El ejercicio se extiende desde el 19 hasta el 29 de marzo, e incluye que los buques se muevan por el Mar Negro y hagan escalas en puertos de Turquía y Georgia.
Reacción rusa ante movimientos de la OTAN
La entrada de buques de otros países de la OTAN no ribereños en el Mar Negro suele suponer la inmediata respuesta de Rusia. La semana pasada, el Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia anunció en un comunicado que su Flota del Mar Negro había empezado a controlar los movimientos de la fragata ‘Méndez Núñez’ de la Armada española, en cuanto cruzó el estrecho del Bósforo y entró en el Mar Negro.
Hace un mes hizo lo mismo con el cazaminas ‘Tajo’. En julio de 2020 navegó por esas aguas, también con la vigilancia de Rusia, el cazaminas ‘Tambre’.
Por esas fechas, además, las fuerzas militares rusas desplegaron sistemas de misiles antiaéreos a sólo 200 kilómetros de la frontera con Estonia y Letonia, donde aeronaves de la OTAN estaban realizando unos ejercicios de defensa aérea.
España no participó directamente en el ejercicio, pero tenía en ese momento seis cazas F-18 en una base de Lituania, en misión de policía aérea de la OTAN en el Báltico.
Estas misiones de policía aérea en la frontera este de la OTAN supone que los pilotos españoles interceptan aeronaves militares rusas que entran en el espacio aéreo aliado sin identificarse de forma adecuada ante los sistemas de control aéreo.
España lleva unos años participando en estas misiones, lo que parece haber despertado el interés de Rusia por el Ejército del Aire, hasta el punto de que una revista del Ministerio de Defensa ruso incluyó en 2020 un extenso artículo que analizaba con detalle las capacidades, fortalezas y debilidades de la fuerza aérea española.