Recelo en los astilleros de la Bahía de Cádiz por un trasvase de carga de trabajo a Ferrol

Obra en el casco del portaeronaves ‘Juan Carlos I’, realizada en Puerto Real el pasado diciembre – A. V

(La Voz de Cádiz-Javier Rodríguez)-El astillero gallego de Ferrol no pasa por su mejor momento. La culminación de uno de los dos buques logísticos que construye para la Armada australiana y la terminación del segundo este año dejan a la factoría gallega en una situación complicada de carga de trabajo hasta que se inicie la obra de las fragatas F-110 para la Armada española, previstas para 2022. Esta situación ha puesto en guardia a los astilleros de la Bahía que temen que la dirección de Navantia compense la inactividad en Ferrol con un trasvase de la carga asignada en Cádiz. De hecho, uno de los trabajos que ya ha fichado Navantia para Ferrol es el pintado del crucero ‘Evrima’, que se había negociado para Cádiz.

El crucero de lujo ‘Evrima’, que se construye en los astilleros privados de Hijos de J. Barreras, en Vigo, no ha venido finalmente a Cádiz a rematar la obra como se había previsto. La factoría gallega pidió presupuesto a Navantia para pintar el barco en Cádiz el pasado diciembre, sin embargo, la dirección de Navantia ha optado por desarrollar esta obra en Ferrol, en caso de que el armador, la empresa Ritz Carlton, dé el visto bueno.

Las protestas en el astillero de Ferrol han sido constantes en el último mes. De hecho, a finales de noviembre los operarios del sector naval ferrolano, tanto de la empresa Navantia como de las compañías auxiliares, colgaron su ropa de faena en el cierre exterior del astillero para visibilizar la falta de carga de trabajo. 

Protestas en Ferrol

La acción reivindicativa estuvo protagonizada por una veintena de delegados, que previamente aludieron hasta el ayuntamiento de Ferrol para colgar en el balcón os monos de trabajo y una pancarta con el lema «Carga de trabajo ya».

Los afectados reclaman la construcción del dique cubierto y nuevos contratos, ya que la única obra que tienen a día de hoy en construcción es el segundo buque AOR para la Armada de Australia, que está en su fase final de ejecución y que tiene previsto abandonar este astillero en marzo de este año.

Esta situación ya ha motivado que centenares de trabajadores de compañías auxiliares hayan perdido su empleo en los últimos meses, mientras que otros están siendo despedidos según van finalizando las tareas encomendadas. Mientras, empresas y sindicatos también negocian algunos ERTE.

La parte social reclama al Gobierno central la contratación de un buque ‘puente’, desde la finalización del barco para Australia hasta el inicio de las fragatas F-110 para la Armada Española, toda vez que este proyecto de cinco unidades no tiene previsto su inicio hasta mediados del año 2022, lo que supondría tener durante más de un año este astillero en subactividad. 

Por su parte, el comité de empresa de Navantia Ferrol asegura que están abiertos a la ejecución de cualquier tipo de buque, pero estiman que lo ideal sería realizar un BAC, al estilo del ‘Cantabria’ de la Armada Española, en el que están basadas las dos unidades del tipo AOR para la Marina australiana.

Una imagen muy distinta se respira en Cádiz. La factoría gaditana, por ejemplo, mantiene el listón alto en materia de carga de trabajo con la reforma de dos cruceros y la obra del buque logístico ‘Solitaire’, especializado en obras submarinas. De hecho, la planta de la capital ha iniciado los trabajos previos a la reforma integral que abordará el ‘Carnival Victory’ en el astillero de Puerto Real a partir del próximo marzo.

Por su parte, el astillero de Puerto Real ha concluido con antelación la obra del portaeronaves de la Armada ‘Juan Carlos I’ tras 42 días de varada extraordinaria por sus diez años de vida. Esta factoría recibirá en marzo al ‘Victory’ para reformarlo de proa a popa. El astillero aguarda también la firma del contrato para ejecutar en sus instalaciones el séptimo BAM de la Armada.

Por su parte, la planta de San Fernando sigue a destajo con la obra de las cinco corbetas saudíes. El 29 de marzo de este año se botará el tercero de los cinco buques y en abril se pondrá la quilla del quinto.

Este panorama choca en cierto modo con la carga de trabajo de las plantas gallegas, cuyas plantillas ya se han movilizado para reclamar nuevos contratos de obra. Así, el astillero de Fene ya está inmerso en la construcción de 62 ‘jackets’ para el nuevo campo eólico-marino que promueve Iberdrola en la costa francesa, concretamente en la zona de Saint Brieuc. Este contrato se firmó el pasado junio.

La planta de Ferrol es la que necesita con urgencia carga de trabajo. Esta situación ha puesto en guardia a los astilleros gaditanos, que temen que se desvíe a Galicia carga que estaba asignada a la Bahía. No es descabellado este temor. Cádiz aspira a desarrollar la obra de transformación del nuevo barco civil que ha comprado el Ministerio de Defensa al Grupo Suardíaz para convertirlo en buque de transporte militar. Como se recordará, Defensa pagó el pasado noviembre 7,5 millones de euros a Suardíaz por el rolón ‘Galicia‘ con el fin de acondicionarlo como barco de transporte para el Ejército de Tierra.

Una obra en el aire

La baja de dos de los tres buques que utilizan las Fuerzas Armadas para sus desplazamiento a la península desde Canarias y Ceuta, el ‘Camino Español’ y el ‘Martín Posadillo‘, habían dejado al Ejército sin unidades navales para el transporte de tropa. Así, ante la ausencia de financiación se optó por una medida de emergencia como fue la compra de un barco de segunda mano para su posterior adaptación de civil a militar.

El plan industrial de Navantia, firmado en diciembre de 2018, contempla la construcción de dos barcos de transporte militar y, desde luego, el astillero de Puerto Real no renuncia a ello.

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