(EP)-El Defensor del Pueblo se ha puesto en contacto con el Concello de Pontedeume para que responda a una denuncia por un caso de presunto maltrato animal presentada por la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA).
La asociación registró en enero una denuncia ante el Ayuntamiento tras tener conocimiento de que un agente de policía que regulaba el tráfico a la entrada de un instituto había apartado con el pie a un gato que estaba herido porque acababa de ser atropellado.
Pasados tres meses sin respuesta de los responsables municipales, ANPBA recurrió al Defensor del Pueblo, ante el que presentó una queja por el silencio del Ayuntamiento de Pontedeume, que ha sido aceptada. En el escrito, la adjunta segunda del Defensor del Pueblo, Concepció Ferrer, indica que «se han iniciado las actuaciones oportunas» ante el alcalde y que, «una vez recibida la información solicitada, se dará traslado de la misma».
La asociación indica que un vídeo muestra cómo el animal «no fue auxiliado» por el agente, sino que, este «lo apartó desconsideradamente y con pequeños puntapiés» pese a «los agitados movimientos» del gato. Esta actitud, agrega, «podría haber contravenido» la ley gallega de protección animal, porque «supuestamente no se le proporcionó al gatito el auxilio inmediato que requería».
ANPBA denunció los hechos ante el Ayuntamiento, al que pidió una investigación y que, de ser el caso, determinase las responsabilidades que correspondiesen, pero la administración local ha mantenido el «mutismo» estos meses.
Tarados haciendo cosas de tarados, nada nuevo.
Efectivamente, según esta asociación de gente-ocn-mucho-tiempo-libre, el policía debería haber descuidado su tarea regulando el tráfico delante de un colegio (al fin y al cabo, si atropellan a un niño no importa tanto como salvarle la vida a un gatete) para parar la circulación, montar un hosputal de campaña, llamar a la ambulancia gatuna y salvarle una de las 7 vidas al bicho atropellado.
En fin. Cando o diaño non ten traballo, mata moscas có rabo, decía mi abuela.
Todo este delirante lloriqueo y despilfarro de dinero público, que ha salido del plato de comida de millones de mileuristas que a duras penas llegan a fin de mes… por haber apartado de la carretera a un gato atropellado.
Ojalá se celebrase juicio y esta panda pagase costas de su bolsillo. Para que vayan sabiendo lo que cuesta la vida real a las personas reales.
Definitivamente, estamos volvéndonos gilipollas.