Juan Cardona Comellas-( juan@juancardona.es)
Desde la lanzaroteña casa-palacio de La Mareta (obra de César Manrique para el rey Husein de Jordania y regalada a Juan Carlos I, que la cedió a Patrimonio Nacional), eso sí, debidamente acondicionada para preservar la intimidad de la familia del presidente, parece que el «país» se dirige a distancia con cierto desahogo. La familia Sánchez-Gómez goza de un merecido descanso, ella recuperándose de los efectos de la pandemia (inicialmente confinada el lugar secreto), él recuperándose del esfuerzo de salvar más de cuatrocientas cincuenta mil vidas de «españolas y españoles» (aplausos) y de doblar la rodilla a los dirigentes europeos (aplausos) que exigían ciertas garantías en las ayudas económicas y financieras (no hay que olvidar que en
el futuro lo pagaremos entre todos).
Oyendo al presidente parece que el bíblico maná está a punto de llover: ¡problema solucionado! (aplausos). Cansando parece el presidente; pero hay que acordarse del dicho futbolístico: se cansa más el que va persiguiendo el balón que el que lo juega y lo tiene. En política: me cansé de estar y no de hacer.
Al regreso a la actividad después de unas merecidas vacaciones, el panorama será una situación calamitosa, con una explicación bien sencilla: La culpa es de los dirigentes autonómicos que no han dado una en el clavo a pesar de los esfuerzos hercúleos de don «Comité de Experto Simón» que después de surfear las olas portuguesas no pudo frenar la segunda «olacovid», ni tan siquiera buscando una solución semántica con un nuevo nombre a la situación.
El último bulo en el mentidero es que el mudable Fernando Simón es un topo del PP puesto a dedo por Romay Becaria que no le pudo negar una petición a su sobrina: dos a precio de uno. Con un lavado y planchado tiene toda la pinta de futuro ministro del ramo.
En el transcurso vacacional del doctor Sánchez, los botellones, las disco, las reuniones playeras y demás, han campado a sus anchas. Poco a poco las Autonomías han parcheado las soluciones sin una norma común; adoptando desde la «barra libre» al anuncio-amenaza de «toque de queda» en el País Vasco. Ya tiene trabajo el Presidente a su regreso a la Moncloa, que en esta ocasión no podrá contar con el estimable concurso de Podemos, en versión unidos y unidas, que bastante tendrán con barrer su casa de acusaciones e imputaciones que le acechan (inconvenientes de tener una casa tan grande).
Hay dos grupos diferenciados en los incumplidores de las normas de comportamiento ante la covid-19. Un primer grupo, el de jóvenes y «jovanas» que haciendo caso omiso a la exigencia obligatoria del uso de mascarillas consideran que, mientras mueven el esqueleto o retozan en grupo, no va con ellos; ya que son inmunes y si se infectan no será más que una ligera gripe. A todos ellos un ruego: Pensad en vuestros mayores. Os han hurtado las imágenes de entierros, del sufrimiento de los afectados, de los desastres de las residencias de ancianos, de las morgues atestadas, en una palabra: de la muerte. Vuestro comportamiento la pueden llevar a vuestras casas, a vuestros mayores.
Un segundo grupo es el de personas entradas en años que en comportamiento chulesco acuden a todas partes a cara descubierta y mirada altanera, para este segundo grupo solamente una palabra: ¡Estúpidos! Vuestro comportamiento compromete nuestro futuro.
Mención especial para todas las edades a los deportistas no profesionales (marchadores y corredores en las diversas modalidades) que van exhalando miasmas, e impulsando a distancia los vehículos en los que anidan los coronavirus. Especial versión para los deportistas playeros y a las estelas que dejan los ciclistas que comparten espacio con los sufridos transeúntes.
¡Vaya septiembre nos espera! ¿Y de colegios, qué?: De colegios «na». Habrá que consultar a la Celaa (depende del día dará una u otra solución). Al final de todo este rebumbio parece claro que las autonomías serán las únicas responsables de las próximas muertes, que se contarán de verdad y el gobierno a dosificar los fondos europeos de los que se autonombro “repartidor” nuestro ínclito presidente, para algo le servirá ser doctor en economía.
Qué lo describes, Juan
Un fuerte abrazo
Benito
¡Cuanta razón tienes! Nos han hurtado las imágenes duras que hubieran concienciado a esos jóvenes irresponsables. Afortunadamente, no todos lo son. En cambio, cuando una “bestia” hace una “bestiada de género” nos lo restriegan a todos para concienciarnos bien de que todos los hombres somos unas “bestias”.