Enrique Barrera Beitia
El 24 de mayo publiqué en Galicia Ártabra un artículo titulado “Elecciones en Galicia”. Señalaba en el mismo que la fecha de la convocatoria decretada por Alberto Núñez Feijóo, estaba pensada para “no dar tiempo a que se movilicen sus rivales”. También señalaba que en ese momento el PP partía con “una gran ventaja, y todavía tiene margen para movilizar a las urnas a otros 130.000 seguidores, mientras que
la izquierda tiene ‘desactivados’ a 220.000”, y terminaba diciendo que era muy difícil invertir la tendencia con plazos tan acortados. Los resultados indican que el BNG y el PSOE movilizaron a 570.000 de los 800.000 votantes de izquierda y Feijoo a 610.000 de los 650.000 votantes de derechas.
Alberto Núñez Feijóo es un político que no usa un lenguaje grueso, condición que tal y como está ahora el patio, es suficiente para conferir una imagen de político moderado. Es verdad que la buena educación no es en sí misma señal de moderación, y de hecho, el presidente de la Xunta ha sido muy agresivo en sus políticas de privatización de los servicios públicos. Su imagen de gestor también puede ser discutida a la vista de que la aportación demográfica y económica de Galicia al conjunto nacional, ha venido
disminuyendo desde que preside la Xunta.
Sin embargo, su campaña electoral se ha centrado inteligentemente en esa imagen moderada y centrista que transmite con notable éxito, y ha contado con los medios necesarios para ejecutarla. Al igual que Emmanuel Macron en Francia, ha querido reemplazar el eje izquierda-derecha por el eje moderados-radicales, o dicho de otra manera, ha luchado para ocupar un espacio entre Vox por un lado, y el dúo Podemos/BNG por otro.
Personalmente, no tenía dudas de que su ofensiva de voto útil arrebataría la mayor parte del electorado a Vox y Ciudadanos, pero reconozco que me ha sorprendido que fuera capaz de atraer a una parte significativa de los votantes socialistas. Sin duda, ha sido un gran acierto táctico ocultar las siglas del PP, reducir al máximo la presencia en Galicia de Pablo Casado, y recluir territorial y verbalmente a la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. De esta manera, se quería facilitar que personas que votaban a los socialistas votasen en estas elecciones a Feijóo (no al PP), sin sentirse culpables de cometer una infidelidad.
Es verdad que los socialistas gallegos son fuertes en unas elecciones generales y municipales, porque tienen un discurso sólido y ganador a nivel estatal, pero estas elecciones han mostrado sus dificultades para construirlo a nivel gallego. La catástrofe de Galicia en Común (antes A Marea) y el regreso de su electorado al BNG, eran previsibles tras cuatro años de meticulosa autodemolición, No es de recibo que
en vez de ejercer como principal partido de la oposición, se hayan dedicado “full time” a tirarse los trastos a la cabeza sin ningún recato, de manera que al BNG le ha bastado con una buena (o muy buena) candidata y un discurso sin exabruptos.
Los restos de la Ley D’Hondt que regula nuestro sistema electoral, también han ayudado a Feijóo, aunque no hayan sido determinantes. Escribo este artículo a las ocho de la mañana del lunes 13, y compruebo en los datos provisionales que al PSdG-PSOE le faltaron en Pontevedra, Lugo y Coruña, 45, 1.336 y 4.422 votos respectivamente para arrebatar la última acta al PP. El resultado actual de 42-19-14 se habría transformado en 39-19-17, un resultado más maquillado, pero las conclusiones no deberían ser distintas.
Finalmente, es difícil no coincidir con los que consideran que el éxito de Feijóo confirma la errónea estrategia del PP a nivel estatal. En el País Vasco, con un candidato cuyo perfil es opuesto al del candidato popular gallego, han obtenido un pésimo resultado. Las empresas demoscópicas que han coincidido y acertado en sus vaticinios gallegos y vascos, también señalan unánimemente que en unas elecciones generales volverían a ganar holgadamente los socialistas.
Dice Barrera: No es de recibo que en vez de ejercer como principal partido de la oposición, se hayan dedicado “full time” a tirarse los trastos a la cabeza sin ningún recato, de manera que al BNG le ha bastado con una buena (o muy buena) candidata y un discurso sin exabruptos. ¿ No es eso mismo lo que ha hecho la presidenta de la ejecutiva para Ferrol? ¿ no le ha tirado infinidad de veces los trastos a la cabeza a Mato? ¡Que fácil es ver la paja en el ojo ajeno cuando se tiene una viga en el propio…!!
Fíjese como se le ha tirado los trastos a la cabeza, que se hizo campaña conjuntamente, y Ángel Mato es hoy alcalde de Ferrol. No hay que confundir las primarias internas de un partido, que en el PSOE se toman muy en serio, con una guerra civil.
Ángel Mato pidió explicaciones por la imposición de dos afines a Sestayo en su lista de Ferrol.
Ángel Mato rompió su silencio para arremeter contra la «indecente» actitud de la dirección federal del partido, a la que le afeó que «pretenda hablar de unión» al tiempo que practica la «imposición»
Sestayo pierde el tiempo en luchas de poder y mientras ni un solo proyecto de ciudad….
Todo eso los ciudadanos no lo olvidan…
Todo eso ya se sabía, y todos sabemos cuales fueron los resultados de las elecciones municipales. Al margen de ello, este artículo trata sobre otra cuestión.