Entre 1619 y 1628 el Tribunal del Santo Oficio juzgó a varias mujeres de Cangas por brujería; entre ellas estaba María Soliña, a la que atribuyeron disfrutar de poderes demoníacos capaces de provocar males terribles siendo por ello torturada hasta obtener una confesión que rozó el paroxismo.
María, recorría cada noche los arenales de Cangas escuchando las olas y recordando a sus muertos, resultando esto causa suficiente para la acusación orquestada por la Inquisición y la nobleza de la época, cuyos verdaderos propósitos eran despojarla de sus bienes y derechos de presentación en varias capillas y freguesías.
Presa, torturada, acusada, desposeída… víctima en fin de los abusos y la infame avaricia de unos pocos, la historia de María Soliña permanece viva en la memoria colectiva que reconoce en ella valor y sufrimiento, convirtiéndola en el mito que se sigue cantando en Galicia- “ai, que soliña quedache, María Soliña…”– y que llega ahora en visión atemporal a la gran pantalla de mano del director Ignacio Vilar, en película que se estrenará próximamente nas Rías Baixas y también en Ferrolterra,
concretamente el 3 de julio en San Sadurniño.
La excepcional banda sonora con Abraham Cupeiro como intérprete y autor, se sirve de instrumentos antiguos de poder telúrico y gran personalidad, relacionados con el orden perfecto de la naturaleza: La caracola, símbolo de fertilidad que se asocia con el amor, el carnyx, que representa el lado oscuro, el dragón persecutor y la coroa con su facultad de evocación asociada a los secretos de la sabiduría del bosque.
Música minimalista y sobria que no precisa más para transportarnos a recónditos
espacios que nuestra percepción identifica misteriosamente y que nos conduce a un espacio de leyenda, como el de la leyenda de María Soliña que se sigue apareciendo ante nosotros a través de versos y música convertidos en un canto a la libertad.