Elecciones en Galicia

Enrique Barrera Beitia
Los votantes españoles están divididos entre un bloque de centro-izquierda y otro de centro derecha, con 10.5 millones de sufragios cada uno, decantándose la balanza a favor de los primeros por su mayor capacidad para entenderse con los partidos nacionalistas y regionales (28 diputados a favor y 4 en contra).

La pandemia del Covid-19 no ha provocado un trasvase significativo de apoyos entre uno y otro bloque, aunque sí se detectan movimientos dentro de cada uno de ellos. Dicho de otra manera, no hay efecto bandera, pero la erosión del gobierno es limitada y manejable.

En la actividad política es más fácil atacar que defender, y por ello, el bloque social de centro-derecha está ahora más activo, y aunque muchas encuestas no incluyen la necesaria ficha técnica, todo parece indicar que la participación en unas elecciones bajaría y, según mis cálculos, se quedarían en casa 1.500.000 votantes del centro-izquierda y 400.000 del centro derecha. Esta es la razón por la cual las encuestas dan ahora una ligera ventaja a la oposición. ¿Cómo se traduce esto en Galicia?

Alberto Núñez Feijoo ha fijado las elecciones para el 12 de julio, y seguro que muchos gallegos piensan que con la que está cayendo, tiene algo de obsceno preocuparse ya por votar teniendo margen hasta septiembre; argumenta el convocante, que después de julio habrá un rebrote de la pandemia, y que debe haber un gobierno debidamente constituido. Sin embargo hay otra razón oculta, y es que cuando se acerca una cita electoral se acortan las diferencias de participación entre los rivales, y es por esto que va en interés del presidente gallego celebrar las elecciones lo antes posible, para no dar tiempo a que se movilicen sus rivales, que son más.

En las últimas elecciones generales, PP, Vox y Ciudadanos obtuvieron 650.000 votos, y el bloque progresista (incluyendo el BNG) 770.000. Por lo que sé, ahora mismo el PP tiene una gran ventaja, y todavía tiene margen para movilizar a las urnas a otros 130.000 seguidores, mientras que la izquierda tiene “desactivados” a 220.000.

No creo que en la campaña haya hueco para colocar los problemas específicos de Galicia, porque se votará en clave estatal, y los dos relatos ya están definidos. Por un lado, el gobierno incompetente que no ha querido ni sabido reaccionar, provocando miles de muertos, arruinando España, castigando a Madrid y Galicia por razones políticas, y aprovechando la crisis para imponer su agenda ideológica. Por el otro
lado, un gobierno que ha reaccionado ante lo imprevisto, que está construyendo un escudo social que ayuda a los autónomos y asalariados, y que padece las zancadillas de una oposición desleal que ha gestiona pésimamente la sanidad madrileña. En una crisis, el desborde emocional es lo primero que aflora, y reconducir los sentimientos hacia la racionalidad lleva su tiempo, pero julio está a la vuelta de la esquina.

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