Prensa independiente

Pedro Sande García

Son dos afirmaciones que se repiten en multitud de ocasiones: «La prensa tiene
que ser independiente» y «La prensa está controlada por grandes grupos mediáticos o por grupos de interés económico». Dos afirmaciones que si fueran ciertas significaría que de verdad estamos controlados por el «Big brother», el Gran hermano orwelliano, y recalco «orweliano» ya que creo que el ser humano aún no ha llegado a su máximo grado de estupidez, eso ocurrirá cuando la telerrealidad lo controle todo.

Con las dos afirmaciones disiento. Con la primera, decir que la prensa tiene que ser
independiente es negar al propio ser humano, la prensa ni tiene ni puede ser
independiente. Los que hablan de independencia me imagino que se refieren a estar
liberados de la influencia de los grandes grupos económicos o financieros y de los
organismos públicos. En el caso de que eso ocurra, algunos lo publicitan como su
leitmotiv, lo cual sin duda alguna es positivo para ejercitar la libertad de prensa, seguirán sin ser independientes. Nunca podrán cortar el cordón umbilical que une a los generadores de información y a los generadores de opinión de su condición humana, la que les hace pensar, reír, amar, llorar, odiar o razonar. Si no fuera así, si también fueran independientes de su condición humana estaríamos hablando de que la información y la opinión estarían generados por ingenios mecánicos y esto sí que nos llevaría al Gran Hermano orweliano.

Miren ustedes, cuando yo estoy escribiendo estas palabras les puedo asegurar que no estoy dominado por ningún presión mediática o económica, pero no soy libre de mi condición humana.

Hoy, más que nunca, la gran mayoría de las personas tiene acceso a una información diversa y plural, nunca antes habíamos tenido a nuestra disposición tanta
abundancia de información; los gigas de noticias y opiniones pueden llegar a abrumarnos, y lo difícil y complicado es discernir y filtrar la información profesional, la opinión seria y la noticia veraz. Esa abundancia de información, que nos ha permitido tener más libertad de elección, también ha permitido la masiva irrupción de manipuladores y mentirosos, tendenciosos, sectarios y trileros. En España hemos pasado de unos medios de comunicación limitados y controlados por el estado a la irrupción de grandes grupos periodísticos y multimedia, y a la posibilidad de acceder diariamente, según datos de principios del año 2019, a la información que generan, de manera continua, 4.900 millones de personas interactuando entre sí en el mundo. La información generada cada día ha dejado de medirse en gigabytes y terabytes para hacerlo en zettabytes y yottabytes, piensen que en 1 zettabytes se podrían almacenar 250.000 millones de DVD.

Es todo ello lo que me lleva a disentir de la segunda afirmación, «La prensa está
controlada por grandes grupos mediáticos o por grupos de interés económico». Por
supuesto que no toda la prensa está controlada por esos grandes grupos, y si además
añadimos al concepto «prensa» el concepto «información», podemos afirmar que la
prensa ha dejado de ser el único y exclusivo lugar donde se genera la información. Y esos «nuevos lugares» solo están controlados por las personas, en muchas ocasiones de manera individual, que generan la información.

De repente nos encontramos con que el problema no es encontrar cual es la
información que se genera de forma libre e independiente, toda la información es
dependiente del ser humano que la ha generado, de su forma de pensar, de su estado de ánimo o de sus intereses personales. Tampoco creo que sea muy difícil saber cuál es la información generada por grandes grupos de comunicación con intereses políticos y
económicos. Lo que es cada vez más difícil de distinguir es la información de la opinión y como distinguir una noticia real de una noticia falsa (fake news).

En cuanto a la información y la opinión existe una línea difusa que hace que cuando se mezclan estos dos conceptos la información comienza a ser tendenciosa. Si tradicionalmente lo que etiquetaba a los medios de comunicación como serios y honestos era que trataban la opinión y la información como compartimentos estancos, hoy en día nos encontramos con que esa línea se ha difuminado y han aparecido nuevos actores cuyo objetivo no es informar, ni siquiera opinar, su único objetivo es sorprender y llamar la atención y para ello muestran una falta total de escrúpulos y principios. Si a estos nuevos actores añadimos que a los clásicos manipuladores y tramposos se les ha abierto un mundo sin fronteras, un mundo en el que hay más libertad que nunca para poder publicar información adulterada y sectaria, el gran problema con el que nos encontramos no es la falta de libertad e independencia, el gran problema es el discernir, filtrar y separar lo que es honesto, veraz y profesional de la basura informativa. Es por ello que no solo me reafirmo en que la prensa y los medios de comunicación deben ser libres y dependientes, cada individuo debe ser libre de opinar y de mostrar su condición humana y a la vez dependiente de unos principios de veracidad y honestidad.

Para terminar me van a permitir una pequeña proclama: Siendo consciente de que
el exceso de información y el exceso de posibilidades para publicarla es un caldo de
cultivo perfecto para los manipuladores y los farsantes, bajo ningún concepto aceptaré
que un «Gran Hermano orweliano» nos controle y sea como «Un ojo de Sauron» que
vigile nuestra libertad de pensar y de opinar.

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