Pedro Sande García
No se crean que voy a faltar a mi palabra, pero permítanme unas líneas iniciales sobre «El irlandés». Cuando voy al cine a ver una creación de Martin Scorsese la exigencia y las expectativas son muy altas y esta es la razón por la que esta película me decepciono. Fue inevitable que hiciera comparaciones con otras obras del director neoyorquino y «El irlandés» no salió bien parada. En cualquier caso estuve sentado durante 209 minutos en mi butaca del cine, no esperé al estreno en Netflix, disfrutando de esta película y de la interpretación de un triunvirato de lujo. Para terminar mi comentario sobre «El irlandés», me gustaría hablarles sobre la novedad introducida con la tecnología de rejuvenecimiento digital, hubo momentos en que los ojos cristalinos de Robert de Niro daban la sensación de que estaba interpretando una secuela del Conde Drácula. Espero que esta técnica no se asiente en la industria del cine, sería trágico ver que a rostros que rebosan años de experiencia y madurez les ocurriera lo mismo que a grandes películas en blanco y negro cuando las colorearon, las convirtieron en imágenes poco naturales llenas de un colorido histriónico.
Hace años, muchos años, fui un lector apasionado de la literatura de Agatha Christie, y recalco literatura ya que me pone muy nervioso aquellos que se creen con el derecho de calificar de literatura lo que ellos deciden que merece ese calificativo. Se podrá decir y opinar muchas cosas sobre la calidad literaria la dama del crimen pero lo que no se puede poner en duda es que fue una gran creadora de literatura. Agatha Christie ha hecho disfrutar a muchas generaciones de lectores y lo que es más importante, consiguió fomentar el hábito de la lectura. En mi caso me sirvió como complemento a otro tipo de literatura, y la primera vez que leí sus obras, era muy jovencito, me abrieron el camino a un mundo de grandes maestros de la novela negra como Dashiel Hammett, Raymond Chandler o Arthur Conan Doyle. Los primeros minutos de «Puñales por la espalda» me transportaron de inmediato al mundo de Agatha Christie: la mansión de la familia Drysdale, unos personajes que rezuman una simpatía intrigante desde la enfermera y el ama de llaves hasta los parientes del famoso novelista Harlan Thrombey cuya muerte, el día de su cumpleaños, es el centro de la trama sobre la que se desarrolla la película. No
podía faltar un detective preciso y maniático, insoportable en muchos momentos, un
Hércules Poirot contemporáneo interpretado con buen acierto por Daniel Craig. La
película parte con una clara ventaja sobre las adaptaciones cinematográficas del detective belga o de la señorita Marple, en una novela quien pone mayor dosis de imaginación es el lector, cada lector crea un mundo y una historia alrededor de lo que está leyendo y son los lectores quienes, de manera individual, ponen cara a los personajes, es por todo ello por lo que las adaptaciones cinematográficas suelen decepcionar.
Al no haber novela previa lo que se refleja en la pantalla de la sala cinematográfica impide que los espectadores imaginen historias y personajes, son las propias imágenes quienes sustituyen a nuestra imaginación y por lo tanto no hay expectativas previas que puedan ser defraudadas. Rían Johnson, el director del «Puñales por la espalda», construye una historia divertida y llena de sorpresas consiguiendo que el espectador mantenga una sonrisa mientras intenta desmenuzar el misterio de la muerte del patriarca de la familia Thrombey.
No hay ningún personaje que desentone, todos ellos interpretados por un reparto atractivo de actores donde destacan Michael Shannon, Christopher Plummer, Chris Evans y por encima de todos ellos una sorprendente y hasta la fecha desconocida, para mí, Ana de Armas que conseguiría un globo de oro por su interpretación en esta película. Daniel Craig interpreta de forma convincente un personaje muy alejado de sus últimos papeles como James Bond y por último Don Johnson y James Lee Curtis, que sin desentonar demasiado, demuestran que el paso del tiempo no ha mejorado su calidad interpretativa.
Para terminar, permítanme un consejo, sea «El irlandés» o sea «Puñales por la
espalda» vayan al cine y disfruten.