Manuel Villar
El mayor error que acostumbra a cometer el Racing en los partidos y que condicionan muchas veces el resultado final, son los 40 metros que le da al contrario antes de empezar a presionar.
Algunas veces, de salida, presionamos arriba y es cuando dominamos, el contrario se ve agobiado y por lo general metemos gol. Esta presión finaliza en ese momento y poco a poco nos vamos retrasando a esperarlos en medio campo. El contrario, que estaba en apuros y nervioso, con este espacio de 40 metros que le damos, empieza a jugar el balón y a serenarse y al final pasamos apuros y le dan la vuelta al resultado. Esto pasó en algunos partidos de esta temporada y en todos de la anterior. Incomprensible este repliegue.
Otros partidos, casi todos últimamente, salimos al campo y le damos los famosos 40 metros para empezar a presionarlos. Es difícil de entender esta filosofía. Con esta forma de plantear los partidos llevamos los últimos cinco encuentros con unos resultados desastrosos: perdimos con el Marino en casa, con Las Palmas fuera, con el Majadahonda en casa, empatamos con La Peña en Ibiza y ganamos, sin merecerlo, al Langreo en nuestra casa.
Se ve que el objetivo es que el contrario no nos meta gol y para eso nos replegamos muy juntos en mitad de nuestro medio campo y esperamos que en alguna jugada de estrategia o en un desborde de Armental metamos un gol.
Después de un mal comienzo de temporada, con esta forma de jugar nos salió bien contra los equipos filiales, con jugadores muy jóvenes, sin experiencia y que además nos tocaron para jugar, casi correlativos. Pensamos que habíamos hallado la tecla para ganar, pero cuando nos encontramos con equipos veteranos, que no cometen los errores de los jóvenes, tenemos muchas dificultades para puntuar.