¿Por qué arde Cataluña?

José Manuel Otero Lastres 
En su último videoblog, alojado en ABC.es, bajo el título de «El foco de Ángel Expósito», en un post titulado «El creador de todo este disparate, fue Jordi Pujol», defiende el mencionado periodista que Jordi Pujol está el origen del disparate del independentismo al que venimos asistiendo en los últimos tiempos. Sostiene Expósito que Jordi Pujol es el creador porque está en el origen de todo y señala que el elemento común de todos los independentistas catalanes es el odio.

Coincido con Ángel en sus dos apreciaciones, pero me gustaría añadir algo más sobre ambas. Creo que en Jordi Pujol no solo está el origen, sino que es quien todavía sigue dirigiendo, y sin abandonarlo nunca, el movimiento independentista. Y este no es solo un juicio de creencia, es una conclusión que expongo seguidamente.

 En efecto, según los analistas que mejor conocen la realidad del secesionismo catalán, parece que Esquerra Republicana de Catalunya no comparte del todo la estrategia actual que viene imponiendo desde Waterloo Puigdemont y que tan fielmente sigue su marioneta Torra. Y es que mientras «Junts per Catalunya» y Puigdemont piensan que con la actuación violenta que se viene repitiendo en los últimos días se siembra el caos y se combate al Estado, ERC considera que la gran tensión que está generando entre la ciudadanía acabará por hacerles perder el govern de la Generalitat y que no les quedará otra solución que ir a elecciones.

¿A qué se deben estas discrepancias estratégicas? ¿No es extraño que la fuerza nacionalista de izquierdas (ERC) sea menos radical que la derecha independentista (JpC es sucesora de la Convergencia de Pujol)? ¿Cómo es posible que a quien le interese sembrar el caos y combatir al Estado sea a la «derechona sediciosa» y no tanto a la izquierda independentista?

Para mí la explicación es clara: ERC persigue indisimuladamente el objetivo político de la independencia de Cataluña y la conversión de dicha Comunidad Autónoma en una República independiente. En cambio, Jordi Pujol y todas las formaciones políticas, desde Convergencia hasta JpC, son un instrumento político al servicio de dicho fundador, cuyo objetivo último es proteger la fortuna que amasaron los Pujol en su paso por la política. Y si para la consecución de este objetivo hay que sembrar el caos y echarle un pulso al Estado se hace, porque más que la independencia de Cataluña lo que realmente interesa es conseguir la total impunidad familiar respecto de la asfixiante corrupción en la que está inmersa la familia desde el patriarca, pasando por la madre superiora y siguiendo por la casi generalidad de sus vástagos.

Esto es lo que explica que, con la que está cayendo, el marioneta final de la familia, el presidente Torra, haya declarado, sin contar con ERC, en que volverán incluso a celebrar un nuevo referéndum de autodeterminación. Y por aquí viene el segundo comentario a las palabras de Expósito: es verdad que el odio es elemento común de los independentistas, pero tengo para mí que es menos intenso entre los pujolistas. Y ello porque, como he dicho, les interesa sobre todo la impunidad y si hubiera alguien que se la asegurase estoy seguro de que no tardarían en llegar a un acuerdo. Lo cual sería mucho más difícil de lograr con los que solo se mueven por odio.

Estamos viendo estos días en la televisión las pavorosas imágenes de las revueltas callejeras de los «pacíficos» independentistas catalanes. Y para no ser rehenes de ninguna estrategia «tapadora» de la corrupción de la familia Pujol lo único que se me ocurre es señalar que para acabar con el desorden el mejor remedio son los votos. Si los catalanes pacíficos quieren acabar con los violentos azotacalles dirigidos con su mando a distancia por el patriarca y la madre superiora, solo tienen que cambiar el sentido de su voto y dárselo a los que de verdad y no solo de boquilla están contra la violencia.

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