Ana Rodríguez Masafret
» ¡No eres feminista si no votas a Podemos mamá!«. Así de contundente y a bocajarro me lo espetó mi hija al salir del cole. De forma literal se lo había trasladado una de las profesoras del centro. Esos días, el debate de ideas en casa, fue intenso, os lo aseguro.
Enciendo la tele y veo con estupor, como miembros de Ciudadanos son abroncados y tienen que salir escoltados por la policía, entre insultos y lanzamientos de objetos en la marcha del «Orgullo» en Madrid.
Estos son sólo dos ejemplos, de unos sucesos más o menos recientes, entre los muchos que habitualmente se debaten en mi cabeza. Y es qué…¡ cuántas veces mi yo rebelde se ha enfadado con lo que hoy se llama ser políticamente correcta!. Y digo así, sí, porque con impotencia me siento sobrepasada por esa corriente de opinión que como una riada, pretende encasillarte en un pensamiento único, omnipotente y asfixiante.
No puedes apoyar la diversidad de género y sexual, no puedes creer en la tolerancia y el respeto, sino lo haces de una forma concreta, de la forma ya preestablecida. No puedes estar en contra de las penas impuestas en una sentencia como la de » la manada» si no sales en tromba a la calle en vez de confiar en la justicia y sus recursos. No puedes creer en la igualdad entre hombres y mujeres si no vas a la huelga el 8 de marzo.
Y los culpables son esos grandes demagogos sectaristas de una parte de la izquierda rancia y populista, que ha conseguido apropiarse de las banderas de derechos que cualquier sociedad desarrollada y en evolución se plantea y con naturalidad reivindica. Literalmente dicen ser la voz que con superior prepotencia se permite decir cómo tienes que pensar, y eso me enfada. Pero lo que más vértigo me provoca, es observar, cómo la sociedad aborregada y encantada se deja manipular y sigue la corriente.
¿Alguien hoy en día ve irreal la « fantasía » recreada por George Orwell en su novela «1984″?. En absoluto. El control de un “pensamiento correcto” no está a varios siglos, sino a un paso en nuestro panorama político. Vamos, que quien crea que es ciencia ficció pronto comprenderá que la libertad de pensamiento eso sí es una auténtica quimera.
En estos días quizás, ahora que se están negociando las bases entre el PSOE y PODEMOS para un posible gobierno en España de corte populista, podamos comprobar que no ando desencaminada.
Por eso y mientras nos quede un ápice de fortaleza, debemos etiquetarnos como políticamente incorrectos, inconformistas y rebeldes. Y además desde este, mi Cuaderno, os animo a despertar de esta anestesia soporífera y colectiva. ¡Seamos transgresores!