El «Serviola» regresa a su base de Ferrol después de una destacada actividad en África Occidental y Golfo de Guinea

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El patrullero de altura «Serviola» (F-71) vuelve a casa después de cerca de cuatro meses tomando parte en diversas actividades de cooperación, dentro del marco del Plan de Diplomacia de la Defensa, en el continente africano. Estas actividades, muy destacadas, fueron en consonancia con las operaciones de seguridad marítima y seguridad cooperativa desarrollada por el Ministerio de Defensa, el JEMAD y la Armada en África Occidental y Golfo de Guinea. Había abandonado su base en Ferrol el pasado día 1 de marzo.

Será recibido el próximo día 27, a las 12 de la mañana, en el muelle número dos del Arsenal Militar en un acto presidido por el Almirante de Acción Marítima, el Vice Almirante Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo al que acompañará el comandante de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima con base en Ferrol, el Capitán de Navío Fernando José Suárez Fonseca.

«Serviola» en Las Palmas. Fot. A.Cruz

El «Serviola» llegó este pasado viernes, día 14, a la Base Naval de Las Palmas con el fin de dar descanso a la dotación. Está al mando del Capitán de Corbeta Ramón González-Cela Echevarría y cuenta con una tripulación de 56 miembros, entre ellos once mujeres.

Un amplio despliegue

Despedida de Ferrol, 1 de marzo-Fot. Galicia Ártabra

En sus casi cuatro meses de despliegue, el buque permaneció integrado en la estructura operativa de las Fuerzas Armadas dependiendo del Mando de Vigilancia y Seguridad Marítima y del Mando de Operaciones. El despliegue se dividió en tres fases. Una primera fase, que se extendió hasta finales de marzo, y que comprendió el tránsito hasta el Golfo de Guinea e incluyó actividades de seguridad cooperativa con las marinas de Mauritania y Cabo Verde.
En una segunda fase, el buque permaneció desplegado en las aguas del Golfo de Guinea y llevó a cabo actividades en el ámbito marítimo con Costa de Marfil, Ghana, Camerún, Angola, Gabón, Santo Tomé y Príncipe y Nigeria, con el objetivo de incrementar el conocimiento mutuo y ayudar a reforzar las capacidades de los países ribereños.

En la última fase, se realizaron actividades de Seguridad Cooperativa en Senegal y, de nuevo, en Cabo Verde, así como actividades de cooperación militar con Marruecos con la operación de apoyo a Cabo Verde y se planearon y ejecutaron actividades de cooperación en el ámbito marítimo sobre vigilancia conjunta de los espacios marítimos bajo soberanía y jurisdicción de este país.

Dos perfectas operaciones perfectas

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Durante sus labores de patrulla, en la madrugada del 5 al 6 de mayo, el «Serviola» fue alertado por el Centro de Operaciones y Vigilancia de la Armada sobre un ataque pirata a un buque mercante con bandera de Malta. «Lo primero que hicimos fue una reunión entre nosotros para ver cómo íbamos a realizar la operación y qué labor desempeñaría cada uno, pusimos en común las características del buque, de la tripulación y de las amenazas que teníamos», precisa uno de los miembros de la tripulación. A continuación, se equiparon y abordaron el barco. Los preparativos para intervenir duraron algo menos de una hora y el operativo cerca de cuatro.

«Sabíamos que toda la tripulación estaba encerrada en la habitación del pánico y que los piratas les habían disparado indiscriminadamente a través de un pequeño orificio que habían logrado realizar, sin causar daños personales». Una vez los soldados españoles llegaron al puente de mandos y se aseguraron de que no había ninguna amenaza en el barco, anunciaron a los 20 tripulantes -18 rusos, un ucraniano y un serbio- que podían salir, pero no se fiaban. «Habían pasado una noche completa recibiendo tiros y estaban muy asustados, así que querían que fuéramos nosotros personalmente a rescatarlos».

 Una vez en la puerta, precisaron de la ayuda de dos intérpretes rusos, que formaban parte de la tripulación de un barco guineano que colaboró en las labores de rescate, para que convencieran a los secuestrados de que el buque era seguro.

«Ya liberados, registramos todos los compartimentos, porque la tripulación sospechaba de que pudiera haber algún pirata escondido».

«Los secuestrados tenían mucho miedo y no sabían ni dónde estaban, ni si éramos de los buenos o de los malos. Lo que yo viví allí no lo había visto antes durante mi carrera militar», recuerda el soldado José Rodríguez, quien también formó parte del equipo operativo de seguridad. 

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Solo unas semanas antes de este rescate, el 9 de abril, liberaron a la dotación de otro buque mercante con bandera de Nigeria, que estuvo secuestrada durante cuatro días. En ese caso, el Serviola detectó un comportamiento atípico en el navío y localizó una pequeña embarcación en sus proximidades. Tras intentar contactar con ellos y no obtener respuesta, se acercaron y los piratas huyeron a gran velocidad.

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