El alcalde de Fene, Gumersindo Galego, censuró el anuncio de Navantia de desviar parte del último pedido de eólica marina del astillero de Fene al de Puerto Real. Una decisión que deja a Fene al
margen de la construcción de una de las cinco plataformas flotantes del proyecto Kinkardine adjudicado a Navantia y Windar Renovables y, por lo tanto, elimina 240.000 horas de carga de trabajo de las 1.250.000 previstas. Especialmente grave en un momento en el que la factoría puede quedar sin ocupación hasta la construcción de las fragatas F110 para la Armada.
En esta línea, Gumersindo Galego aseguró que, haciendo historia, Fene viene pagando la mala gestión de las administraciones, sufriendo el peor castigo en despidos y prejubilaciones. Tras la primera y segunda reconversión, se vio abocado a buscar recurrentemente nuevas líneas de negocio y actividad y, una vez consolidadas, sufre un nuevo golpe tras otro. El último, el desvío de parte de este nuevo encargo.
Gumersindo Galego apunta que ahora, con un nuevo nicho de mercado en vías de consolidación como es la eólica marina, la decisión de desviar parte de la carga de trabajo de este último pedido supone el primer mazazo a la posibilidad de recuperación y estabilidad para la factoría fenesa. Aun así, considera que el peor, y a la vista de la evolución de los últimos años, es que esta política de desviar carga de trabajo continúe y frustre de nuevo las aspiraciones de Fene de consolidar este nicho de mercado