Junqueras tiene dificultades para captar la realidad

(José Manuel Otero Lastres)- He escuchado la intervención del señor Oriol Junqueras ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo y me ha producido un gran desasosiego, porque revela una captación de la realidad muy diferente a la mía. Es verdad que su manera de ver las cosas es interesada porque es una visión profesional desde la actividad política de la que vive y la mía es la de un simple diletante. Pero nunca esperaba que hubiese tanta diferencia entre mi procesamiento intelectual de lo vivido y el de el señor Junqueras. Veamos.

De la declaración de Junqueras en el juicio, considero especialmente destacables las tres siguientes manifestaciones. Al exponer su escala de prioridades, Junqueras afirmó: “Antes que independentistas, somos republicanos; antes que republicanos, somos demócratas; y antes que demócratas, somos buenas personas”. Sobre su actuación al frente del “procés” de independencia dijo: “Nada de lo que hemos hecho es delito. Nuestra voluntad ha sido, y sigue siendo, y seguirá siendo, la del diálogo”. Y en tercer lugar, sobre su condición procesal sentenció: “Estoy convencido de que se me acusa por mis ideas y no por mis hechos, estoy en un juicio político y no voy a responder a las acusaciones. Me considero un preso político”. Creo que todo lo que ha dicho merece ciertos comentarios.

Oriol Junqueras cree que, ante todo, hay que ser buena persona. Estoy completamente de acuerdo. Pero me atrevo a asegurar que uno no solo es como cree ser, sino también como lo ven los demás. Y desde esta perspectiva, no soy capaz de considerar buena persona, en mi humilde parecer, a alguien que genera tanto sufrimiento a los que, por no compartir sus ideas políticas, ven constreñidos sus derechos y libertades de ciudadano. Me refiero, por ejemplo, a los que son víctimas de las actuaciones de presión de los comités de exaltados independentistas.

Dice Oriol que después de buena persona, hay que ser demócrata. También estoy de acuerdo. Pero creo que uno no es demócrata por el solo hecho de proclamarse tal. Para ser demócrata en un país como España hay que respetar los valores cristalizados en la Carta Magna. Y en la que nos dimos los españoles en 1978 hay dos principios esenciales que pisotea el señor Junqueras: la unidad de España y la soberanía de todo el pueblo español.

El paso siguiente, en ese periplo que conforma la personalidad del señor Junqueras, es ser republicano. Es una de las dos formas políticas del Estado. Pero si contrapone, sin más la monarquía a la república, me parece que su pensamiento es anticuado. Porque la discusión en los tiempos actuales no tiene ese planteamiento, sino el de república versus monarquía parlamentaria. Y puestas así las cosas, prefiero a un monarca que, lejos de gobernar, ostenta con neutralidad las funciones representativas, arbitrales y moderadoras de la Jefatura del Estado que a un presidente de la república que tendría siempre ciertos orígenes partidistas.

El punto final de su destino es ser independentista. En esto tampoco comparto su ideario: prefiero ser cola de león que cabeza de ratón. Me siento más a gusto formando parte del “rey de la selva”, aunque sea de la menos relevante, que integrando el cerebro de un simple mamífero roedor, cuyo sucio habitat es más despreciable que digno de admiración.

En cuanto a su afirmación de que nada de lo que hicieron (votar o celebrar un referéndum) es delito, solo cabe indicar que, para su desgracia, él no es quién elabora el Código Penal. Con esto se quiere decir que nada importa lo que Junqueras crea que es o no delito, sino las acciones u omisiones consideradas como delitos tipificadas en el citado Código. Y en el Código español están recogidos los delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos que es por lo que lo juzga nuestro Tribunal Supremo. Y es que tener, por ejemplo, permiso de armas y practicar el tiro en un lugar habilitado al efecto no es delito, pero utilizar el arma para matar dolosamente a otro sí que lo es.

Por último, Oriol afirma que es un preso político porque se le juzga por sus ideas. También esto es radicalmente falso. Desde que ocupó en junio de 2009 cargos políticos hasta noviembre de 2017 pudo ejercer en plena libertad su actividad política, siempre como republicano independentista, sin la más mínima restricción de su libertad personal. Es decir, sus ideas eran las mismas y las defendía en libertad. Lo que cambió fue que desde la tribuna del Parlament de Cataluña el señor Junqueras intervino activamente el 27 de octubre de 2017 en la declaración unilateral de independencia, incurriendo con ello presuntamente en una actividad delictiva que es por la que está siendo juzgado y permanece en prisión preventiva.

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