El Gobierno noruego informó este martes que el jueves comenzará a reflotar la fragata «KNM Helge Ingstad», construida por los astilleros ferrolanos de Navantia y que en noviembre chocó con un petrolero en una terminal cerca de Bergen (oeste).
«Estamos en la fase final de los preparativos del trabajo de reflotar la fragata. El tiempo ha estado en contra nuestra, pero planeamos iniciar la tarea el jueves«, dijo este martes en una comparecencia parlamentaria el ministro de Defensa noruego, Frank Bakke-Jensen.
Las malas condiciones meteorológicas han demorado el plan inicial de las autoridades noruegas, que contaban con rescatar el barco, hundido en el fiordo de Hjelte desde el accidente, hace dos semanas.
Bakke-Jensen aclaró que no se decidirá si la fragata es reparada o desguazada hasta el rescate, aunque en el último caso se conservaría el material que pueda ser reutilizado en las otras cuatro fragatas de la clase Nansen construidas por Navantia.
El ministro de Defensa reveló que los costes provisionales de los trabajos previos ascienden a medio millón de coronas (59.100 euros), pero que los muchos factores de inseguridad vinculados a la operación hacen difícil calcular el monto final.
El barco permanece desde el día del siniestro sujeto a tierra por unos tensores, pero el mal tiempo y que la fragata se haya hundido completamente han complicado el trabajo y obligado a usar menos cadenas de las previstas para poder izarla.
La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte noruega alertó en noviembre de que hubo un fallo de seguridad «crítico» relacionado con la estanqueidad (impermeabilidad).
El informe provisional recomendaba a Navantia impulsar un estudio «sobre los elementos identificados en esta investigación inicial» y determinar si el problema se daba en otros buques.
El grupo naval español, que construyó cinco fragatas para Noruega la pasada década, debía notificar el problema a «relevantes astilleros, propietarios y operadores», aconsejando «medidas necesarias para abordar la seguridad».
La comisión señaló entonces que el hallazgo «no está en conformidad con el estándar de estabilidad contra daños requerido» para las fragatas de la clase Nansen.
Fuentes de Navantia declararon entonces que el diseño de la fragata cumple con las certificaciones internacionales de buques de guerra y, en concreto, la reglamentación sobre longitud máxima de inundación que deben soportar, lo que permite al barco mantenerse a flote aunque se inunden varios de sus compartimentos.
La empresa española recordó que desde el principio se ofreció a colaborar con Noruega para esclarecer el accidente y aseguró que analizaría todas las hipótesis sobre el siniestro, ya que algunas de las que se barajaban nacían de una investigación muy preliminar.
El estudio provisional explica el accidente por un conjunto de factores como la confusión entre las luces emitidas por el carguero y la terminal en la tripulación de la fragata, que tuvo que ser evacuada a las pocas horas por el peligro de hundimiento de la nave.
La fragata volvía de participar en unas maniobras de la OTAN, en un accidente en el que hubo ocho heridos leves y se detuvieron durante unas horas las operaciones petroleras en el área.
El Gobierno noruego ha asegurado que no se plantea posibles reclamaciones a Navantia hasta el cierre de la investigación.