Juan Cardona Comellas (juan@juancardona.es)
La «entente cordiale» entre los partidos tradicionales que se alternaban en el poder se ha visto enturbiado con una nueva aritmética parlamentaria debido a la irrupción, en primer lugar, del partido Ciudadanos (Creado en 2006 en Cataluña) que recoge la ideología de centro con un componente muy importante de españolidad y que le ha llevado a ser el partido mas votado en las pasadas elecciones catalanas y últimamente a ser decisivo en el cambio político que se espera en Andalucía. El segundo en discordia es Podemos que a los cuatro meses de ser creado en 2014 alcanzó el 8% de los votos en la europeas y poco después, en coalición con otras formaciones, el 20% en las Generales. Partido fundado por profesores universitarios de base y que supo recoger el descontento general de la sociedad debido a los recortes presupuestarios y la crisis económica que nos azotaba. El resultado en las municipales les reportó, mediante acuerdos, confluencias dicen ellos, con otros partidos de corte similar las alcaldías de las más importantes ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia… y en nuestra Galicia: La Coruña, Santiago o Ferrol.
Entraron en juego los pensionistas que las nuevas formaciones quisieron atraerlos a sus filas y que consiguieron con sus manifestaciones hacer culpable al PP de un problema sin resolver desde hace muchos años. Una hábil política de ampliar al máximo, con ayuda mediática, los casos de corrupción del PP y silenciar, los más importantes en cuantía de nuestra historia del PSOE Andaluz y enterrar sin duelo al 3% catalán. Se consiguió aupar a la presidencia del gobierno a un señor, denostado hacía pocos meses por su propio partido y que sin ser diputado alcanzó su sueño dorado de dormir, en cama propia, en la Moncloa al pactar con los que hacía igualmente pocas fechas los consideraba indeseables como compañeros de aventura.
En las elecciones andaluzas entra como «elefante en una cacharrería» un quinto partido: «Vox» con una antigüedad similar a Podemos, pero que tardó más en cristalizar y llegar a un parlamento. Muchos analistas lo consideran una escisión del PP, marcando una seña de identidad más nacional en donde el PP mostraba mayor debilidad o insatisfacción entre sus votantes: escasa contundencia en la defensa de la unidad de España con renuncia expresa al control de la educación y defensa del idioma español, dimensiones faraónicas en el estado autonómico, atomización de la sanidad y concesiones exageradas en materia de seguridad en ciertas autonomías. Estas discrepancias a las que unen reivindicaciones diversas como mayor control en la emigración, defensa a ultranza de la fiesta de los toros (prohibidos en autonomías secesionistas) o de la caza tan unida al mundo rural, revisiones o derogaciones de ciertas leyes, cambio en la Ley Electoral para evitar que los partidos independentistas tengan la llave del gobierno, etc., llevaron a casi 400.000 andaluces a votar esta opción. Con un mensaje claro que según las últimas encuestas parece calar en muchos españoles y que los puede llevar al Parlamento Nacional y a los autonómicos.
Si ya era complicado con cuatro partidos más nacionalistas y/o independentistas, ¿Cómo será con cinco? Todo parece indicar que el efecto de desgastar por la derecha al PP, aplaudido inicialmente por el PSOE, se ha tornado en un desgaste general de todos los partidos con uno muy significativo, según GAD3 la que más se aproxima actualmente a los resultados, es Podemos y «confluencias» al que el estilo de «macho alfa» de su dirigente máximo, la poda sistemática de las personas que inicialmente le acompañaron en su aventura, el salto patrimonial de una VPO a un «unifamiliar de lujo», el aplicar las teorías marxistas del cambio de principios (de Groucho, se sobreentiende) sobre la querida Venezuela y su revolución Bolivariana, unido a que a muchos jubilados no les desagrada lo que proclama Santiago Abascal hace que la balanza política se incline ligeramente a la derecha y aleje a los independentistas de las esferas del poder, situación esta última que parece contar con el apoyo de los clásicos barones del PSOE con mando en plaza.
Hacer cábalas sobre resultados electorales es siempre una temeridad por mucha «cocina» que se aplique a las encuestas, ya que en la mayoría de los casos se tiende a confundir lo deseado con los resultados puramente objetivos tan difíciles de vaticinar, máxime cuando parece que estamos en Cataluña ante unas «vísperas sicilianas», esperemos no cruentas y la «torrada» amenaza desproporcionada de una «venganza catalana». Veamos lo que nos deparan las elecciones de mayo…
Cardona,como siempre certero ,nos presenta con claridad meridiana ,» un mapa» de nuestro enrevesado panorama político.
Esta bien, esto de poner orden en nuestras cabezas,que con tanto cambio y tanta alianza contrnatura ,lleva a mucha gente, bien a confundirse ,bien a decir: yo con este lío ya estoy harto y no quiero saber nada de política.
Lo malo es que, si se quedan a votar, los que lian el panorama para sus expureos intereses.
Cardona,tienes razón: Uff, que enredo de país.