El destructor «Brisbane», el segundo de los tres navíos con diseño de la constructora naval española Navantia que esta acordó con Australia, entró este sábado al servicio de la Armada del país oceánico en una ceremonia celebrada en una base militar en Sídney.
«Es un gran logro, el ser capaces de construir un destructor de estas dimensiones y capacidades. Lo hicimos como nación, con nuestros socios Navantia, ASC, Osborne (astillero australiano) y Raytheon«, dijo el ministro australiano de Defensa, Christopher Pyne, durante un discurso.
El «Brisbane», junto al «Hobart» -entregado en 2017- y el «Sydney» -previsto para 2020-, se basan en la fragata española F100 y cuentan con el sistema de combate Aegis, además de radares y misiles de largo alcance y otras características que los convierten en los barcos de guerra con mayor capacidad en Australia.
Los destructores fueron construidos por el consorcio local AWD Alliace, conformado por el Ministerio de Defensa australiano, la estatal ASC (Corporación Australiana de Submarinos) y Raytheon Australia, cuya gestión fue encargada a Navantia en 2015 a raíz de problemas en el cronograma y el presupuesto.
«Somos una empresa estratégica que dotamos al país de capacidad tecnológica y de soluciones industriales punteras para la protección de la soberanía nacional en los ámbitos de defensa y seguridad«, señaló la presidenta de Navantia, Susana de Sarriá, quien estuvo presente en la ceremonia de Sídney.
El «Brisbane», al mando del capitán Josh Wilson y sus casi doscientos tripulantes, está previsto que deje pronto la bahía de Sídney para realizar pruebas en alta mar.
Los destructores son parte de un proyecto de Australia, aliado histórico de Estados Unidos, para mantener la paz y la seguridad del país y la región, marcada por las disputas territoriales y de libre navegación en Mar de China Meridional y la amenaza de las pruebas nucleares y balísticas de Corea del Norte.
«Si bien Australia buscará ser amigable y no antagonizar, debemos hacerlo desde una posición de fuerza, preparación y capacidad», aseguró durante la ceremonia el primer ministro australiano, Scott Morrison