Manuel Galdo.
Para muchos es desconocido el incalculable valor que tiene el Dique de Mareas que los ferrolanos tenemos en La Cabana y que hasta la fecha estuvo abandonado a su suerte sin mantenimiento ni actuación alguna tendente a la conservación de esta valiosa infraestructura.
Nunca es tarde. Recientemente se iniciaron las obras para la reconstrucción de los desperfectos existentes en el dique y la rehabilitación de esta instalación de incalculable valor para nuestro patrimonio. Las administraciones ante el clamor de algunos ferrolanos, las denuncias efectuadas por estudiosos y eruditos, la imperiosa necesidad de afrontar la reparación de los desperfectos sufridos en la infraestructura provocados por el abandono y el paso del tiempo, aconsejaban una urgente intervención para evitar el deterioro total del mismo y consecuentemente la perdida de una instalación de este tipo, hoy, única en Europa.
Las obras, en la ribera de La Cabana, que son realizadas por Prosema se están llevando a cabo a buen ritmo condicionadas solo por las mareas y la meticulosidad que una actuación de este tipo requiere, están siendo supervisadas por dos arqueólogos uno de Patrimonio, Alberto González, y la otra del Concello, Ati, que asesoran, en las actuaciones que son de su competencia, al arquitecto ferrolano Antonio García-Lastra Núñez, quienes junto con el jefe de obra Juan Funcasta y mismo los obreros que la ejecutan, actúan conscientes de la importancia del trabajo que realizan y que una intervención de este tipo requiere.
Los trabajos, en este momento centrados en el fondo del dique, solo pueden efectuarse durante la bajamar, aprovechando al máximo esta época en la que se producen las mareas más largas del año, lo que supone tener que adaptar la jornada laboral a los horarios en que aquella se produce. El fondo del dique, ya al descubierto en su mayor parte, está constituido por una zona central realizada en madera que serviría de “cama” a los buques y rodeando a esta un firme realizado en sillería. La bocana del dique justo donde se encontraban las puertas que lo cerraban aún está e fase de limpieza, ya que esta zona continua por el momento soterrada por los lodos, quizás deje ver, una vez limpio, los muros de cierre del dique en su bocana.
Las obras de rehabilitación incluyen además de la limpieza, la recuperación de la sillería de los muros de cierre y sustentación de los mismos, el de la cara Norte soterrado por los rellenos, aunque intacto en cuanto a su estructura, que será rehabilitado para que el dique luzca como fue construido. Se recuperará también uno de los «tinglados» que integraron el antiguo astillero allí existente cuyo fundador fue allá por 1810 Juan Antonio de Cardemil. El astillero después de varias transacciones comerciales fue adquirido, en 1869, por Augusto José de Vila propietario también de un astillero privado en La Graña de quien casualmente el arquitecto García-Lastra, hoy al frente de las obras de recuperación del dique, es descendiente.
Ante la próxima construcción del viaducto del tren a Caneliñas y dada la cercanía de éste a la instalación del dique se habilitará un acceso al mismo desde la pasarela peatonal que el viaducto llevará incorporada en su estructura.
Me alegro sinceramente de la recuperación del dique, camino que esperemos seguirá el resto del astillero. Ahora sólo queda que se proyecte un plan de usos que nos haga obtener un rendimiento para la instalación. Muchos soñamos y hemos defendido que lo ideal sería que su actividad se ciñese a la construcción y reparación de buques y que en sus instalaciones se instale un centro de interpretación y un local de hostelería que complementarían a la perfección la oferta expositiva de la ciudad en lo relativo a la construcción y reparación naval, verdadero origen de la misma.
Sin duda EXPONAV, el Museo Naval, el Club del Mar, el Colegio de Ingenieros Navales, la Escuela de Ingenieros Navales y NAVANTIA (además del resto de empresas de la zona) podrían incluir la totalidad del astillero en el patronato de la Fundación EXPONAV o bien liderar uno nuevo en el que se incluyese a todas las administraciones públicas y empresas privadas que quieran contribuir a rescatar esta instalación que, sin ser única en su especie, si tiene algunas características que la hacen valiosísima.
Una persona, solo eso, capaz de conjuntar e involucrar a las entidades, asociaciones y empresas que citas en el proyecto, seria suficiente para llevarlo a cabo. Todo es que alguien se lo proponga y lo haga realidad. Quizás lo intente yo mismo.
UN estupendo reportaje, muy ilustrado. Gracias, Manuel.
No se merecen.