El artista coruñés Manuel Vilariño, Premio Nacional de Fotografía cuya obra figura en el “Fine Arts Museum” de Houston o en el “Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo”, el “fotógrafo que escucha la naturaleza”, acaba de presentar en la tarde del viernes el libro de poesía “Animal Insomne” en una perfecta shubertiada del S.XXI en la que como nómadas del pensamiento seguimos la introspección filosófica de Ignacio Castro sobre esta obra fundamentada en la experiencia, en la labor diaria de la supervivencia, en la potencia de la naturaleza y el mundo sensible, aquí entre el entorno sombrío y la resurrección de cada amanecer que el poeta, centinela de las horas, aguarda para pronunciarse amorosamente a través de la expresión artística. Vilariño nos habló de las ideas claves del libro: La música, la presencia enigmática del animal en la vida, la nostalgia de lo perdido, los pensamientos nocturnos y la aurora, anunciada tras la espera de las horas en el caminar por las playas de Ferrolterra, los acantilados del Ortegal o en los embravecidos mares da Costa da Morte, en una soledad que no tiene refugio y que sitúa al artista ante el interrogante de la verdad, esa que es siempre un misterio. “Yo en el océano, yo en el frío”, “ni canto, ni violines, ni pájaros” “el enigma es un límite de niebla a ambos lados del invierno”, “hay una luz anfetamínica oculta en la hojarasca”, “esa luz cegadora ilumina la infinita invisibilidad”, “tú, inmune a la luz lunar eres el ruiseñor inexplicable que descifra los misterios”…
El piano de Julio Mourenza sonó sensible con el Momento Musical Nº 6 de Schubert, breve e intenso en la Elegía de Wagner, delicado y sutil con el Pájaro triste de Mompou y descriptivo y sugerente con En un paisaje de J. Cage; un paisaje que perfila “estas olas de ojos tenebrosos, ciegos, eternos…”