El patrullero «Tabarca» de la Armada Española, que tiene su base en la Escuela Naval Militar de Marín, realizará una escala en Corcubión hasta la tarde de este sábado . La escala del buque sirve para participar en los actos de homenaje a las víctimas del torpedero «Habana» que se realizarán en Corcubión este 7 de julio
El 5 de abril de 1888, el torpedero «Habana», cuando se encontraba en tránsito de Ferrol a Cartagena, sufrió una explosión en una de sus calderas y fallecieron cuatro tripulantes y otro resultó gravemente herido.
Este sábado tendrá lugar en el puerto de Corcubión un acto de homenaje a las víctimas del accidente del torpedero «Habana» en su 130 aniversario. La Armada Española participará en este acto con la presencia del Capitán de Navío Fernando J. Suarez Fonseca (comandante de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima en Ferrol) y el patrullero «Tabarca» que durante la mañana y la tarde permanecerá abierto al público en horario de 10.30 a 11.30 y de 15.00 a 17.00 horas. El punto de atraque del buque será en el muelle principal del puerto de Corcubión. Las personas que lo deseen podrán conocer los equipos y las capacidades del patrullero, así como la forma de vida a bordo.
El «Tabarca»
El «Tabarca» es el octavo buque de una serie de diez unidades, denominados Clase «Anaga», de los que en la actualidad permanecen tres en servicio. Cada buque de esta clase lleva el nombre de una isla o islote de la costa española. «Tabarca» es el nombre de una pequeña isla alicantina, situada al Suroeste de la localidad de Santa Pola.
La construcción de este patrullero se realizó en Empresa Nacional Bazán, en la factoría gaditana de San Fernando, botándose el día 23 de diciembre de 1980 y entregándose a la Armada el día 31 de diciembre de 1981.
El Patrullero «Tabarca» está adscrito a la Fuerza de Acción Marítima, concretamente al Mando de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima de Ferrol y tiene su base en la Escuela Naval Militar en Marín desde su entrega en servicio en 1981.
La misión principal del buque es la de efectuar Vigilancia Marítima mediante la Presencia Naval y Control de los Espacios Marítimos de interés nacional como misión específica de ámbito de la Armada Española. Asimismo colabora de forma habitual en el Adiestramiento de los Alumnos de la Escuela Naval Militar.
El «Habana»
A primeras horas de la mañana del 5 de abril de 1888 abandona Ferrol una escuadra formada por los torpederos Habana, Azor, Halcón, Rayo, Ariete y el caza torpederos Destructor.
Navegando entre cabo la Nave y Finisterre, se vio salir por el ventilador de la cámara de calderas del torpedero Habana, una gran cantidad de vapor y humo, hechos que hicieron suponer una avería. Estos temores que se convirtieron en una cruel realidad al oír los desgarradores gritos de socorro, dolor y sufrimiento; y observar la salida de cuatro hombres casi carbonizados, por las escotillas de la zona de máquinas y calderas del torpedero.
Las acciones posteriores a la explosión, fueron orientadas con toda urgencia a llamar la atención del resto de unidades que navegaban junto a ellos. Recurrieron a disparar con la ametralladora, debido a que la falta de vapor hacía imposible emitir cualquier señal sonora. El cazatorpederos Destructor y el torpedero Ariete se dieron cuenta de la gravedad de la situación y pusieron rumbo hacia el Habana con el fin de auxiliarlo.
La colaboración y entrega de los buques y sus dotaciones, a pesar del daño físico y moral causado por la explosión, resultó determinante, consiguieron poner a salvo a la dotación del Habana, llegar al Cabo Finisterre y fondear el buque en Corcubión.
Este éxito se debió en gran medida al comandante del Habana Juan Ozamiz y al del Destructor, Fernando Villaamil quién finalmente remolcó al Habana hasta el fondeadero de Corcubión con su cazatorpedero Destructor.
Esa misma tarde el antiguo cementerio de Corcubión, sito donde actualmente se encuentran los juzgados de esta Villa, se dio sepultura a los restos de las cuatro víctimas mortales.
Corcubión, y todo el país se volcaron con las víctimas de esta tragedia. La ola de solidaridad obligó a cubrir diferentes suscripciones para recaudar donativos de auxilio a las víctimas y sus familiares. Digna de elogio fue la conducta de sus compañeros, los cuales a iniciativa propia entre las dotaciones del Habana, Ariete, Ferrolano y Destructor cubrieron una suscripción para erigir un mausoleo que perpetuase la memoria de estos marinos.
El mausoleo consistiría en una columna truncada simbolizando habérseles cortado la vida en toda la plenitud de su desarrollo y con la siguiente inscripción:
<A la memoria de los maquinistas de la Armada D. José Manso, D. Bernardo Montero y los fogoneros Antonio Aneiros y Pedro Martínez Vidal, que víctimas del cumplimiento de su deber fallecieron en el torpedero HABANA el 5 de abril de 1888. Las dotaciones del HABANA, DESTRUCTOR, ARIETE y FERROLANO.”>
A largo de sus 130 años de existencia en Corcubión este sencillo, pero elegante monumento dedicado a la memoria de las víctimas del Habana, ha sido testigo de un sinfín de acontecimientos históricos durante los cuales ha sido capaz de mantener vivo su espíritu de unión y compañerismo. A pesar de los enormes retos y dificultades a los que se ha enfrentado, sufriendo hasta cuatro cambios de ubicación en nuestra villa.