Julia Mª Dopico Vale
Si hace apenas unas semanas despedíamos desde estas líneas la temporada de conciertos de la Sociedad Filarmónica Ferrolana, hoy lo hacemos de la temporada de abono de la Sinfónica de Galicia que clausuró con un excepcional concierto dirigido por el titular de la orquesta, Dima Slobodeniuk y un programa de excepción con el estreno en España de Drifts- Derivas- del finlandés Sebastian Fagerlund en un estilo descrito como “ combinación de un sentimiento instrumental muy virtuosístico y un fuerte sentido de la musicalidad” para continuar con dos obras de leyenda: El Concierto para piano y Orquesta Nº 1 en Si bemol Mayor, op. 23 de Tchaikovsky , obra de sublimes melodías y exigente técnica resuelto con emocionante fortaleza por la solista norteamericana Khatia Buniatishvili que regaló además al gran público tras la merecida ovación los sutiles compases del Claro de Luna de Debussy.
Y a continuación en versión concierto la que Diághilev denominaba “Novena Sinfonía del S.XX”, la Consagración de la Primavera de Igor Stravinski en la que musicalmente se describen escenas inspiradas por los ritos paganos de los primeros habitantes de Rusia: Desde la introducción en la que la Naturaleza es adorada por el hombre primitivo a los Augurios que predicen la llegada de la primavera; los juegos rituales de la juventud y la aproximación del sabio para glorificar la tierra. Siguen los círculos mágicos, la evocación a los antepasados, la danza sagrada que comienza la virgen elegida para el sacrificio y su delirio hasta que expira. Sencillez melódica, ritmos obsesionantes, llamativas disonancias contrastantes que subyugan al oyente temblando ante lo divino. La fuerza elemental de una semilla capaz de romper las rocas y la fuerza de la Sinfónica de Galicia que estuvo magistral en esta despedida hasta los conciertos de agosto y…la nueva temporada! .
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