Pepa Antón
No parece posible que sean ciertos
estos atardeceres de mi tierra,
cuando atrapado el sol entre las nubes
lucha por imponer su luz eterna.
Azul, dorado y gris
entre pompones blancos
rosados y violetas
y ráfagas de púrpura y añil
bajo cascadas húmedas de niebla.
Y las rojizas hojas de los árboles
se abrazan a los troncos con firmeza
retrasando un día más su despedida
soñando con volver en primavera.
Y la luz palidece, llora el viento
y vuelan asustadas las banderas
y se llena la ría de salseiros
y aquí, tras la ventana, mi alma tiembla.
Tiembla de amor, de fe, tiembla de miedo
de esperanzas dormidas, de tristezas
de futuros inciertos, de ternura, …..
tiembla porque se sabe ! tan pequeña !.