Julia Mª Dopico Vale
“Me dio un hombre vida y nombre/ que de otro hombre vino en pos/
mas…Quién hizo el primer hombre?/Tu poder solo, mi Dios”. A.G.Dóriga
Un día, un cantor de chacareras de Santiago del Estero, Alfredo Avalos, escribió unos versos a un viejo corazón. Hoy los hago míos, respetando autoría y nombre, porque no se puede expresar más fidedignamente el sentimiento que me embarga: “Yo todavía sigo andando, pero a vos, se te cansó tu viejo corazón…Corazón que fue joven, fuerte, tierno y noble, sin reservas para darse en el amor, lo mismo que yo. Amigo del camino, con luna o con sol, peregrino de mil sueños y en amor, lo mismo que yo. Siempre por la huella, íbamos tú y yo, viendo pasar cerros, valles, piedra y sol…”.
Huellas a las orillas del Landro, senderos entre las milenarias piedras del Seminario Mindoniense, sueños americanos del Salvador o Tegucigalpa, caminos por Ferrolterra y Ortegal entre marítimos rumores e ilusiones compartidas que hoy se quedan en el sueño que te llevó… A cuál estrella?.
Cerca de la casa de las palmeras, como en Borinquén, te despedimos con el sacerdote de profundo compromiso D. Xaquín Campo Freire, entrañable, sentida, cariñosamente y te recordamos nuevamente en la coruñesa Iglesia de Santiago, joya arquitectónica del Románico donde fuimos acogidos por su párroco D. Andrés García Vilariño que poéticamente expresó la propia poesía de Jesús, expresión sublime entre la ética y la estética materializada esta vez en la sabia belleza de las bienaventuranzas. Y la música de la jovencísima mezzo- soprano Lucía Iglesias García, alumna de la gran Maestra de Yerevan, Diana Somkhieva, acompañada por el pianista Ignacio Blanco Peláez.
Desde aquí transmitir todo el agradecimiento a familiares y amigos que en estas horas tristes nos habéis acompañado, a nosotras y a él, a mi padre, que desde el cielo sabrá guiar nuestros pasos.