«Puigburrido»

Juan Cardona Comellas-( juan@juancardona.es -www.juancardona.es)

Sí, lo confieso: me encuentro «Puigburrido». Desde el mes de septiembre del año pasado todos los diarios, sin excepción, muestran en su primera página alguna noticia relacionada con el «procés». Aunque el arranque de este «arre que arre» comienza mucho antes, pero desde esas fechas es realmente insufrible. A esta dedicación de la prensa hay que añadir, de manera igualmente empalagosa, la aportada por las televisiones. No solamente la referencia al independentismo ocupa parte del telediario, sino que hay cadenas, en particular la «Sexta», que le dedican gran parte su programación, tanto en horario de mañana como de tarde al separatismo rematando con un programa ómnibus el sábado. No se queda rezagada la «Cuatro» e incluso las mañanas de «Antena3» a las que se une en su esfuerzo la TVE en su programa 24 horas o en «Los Desayunos de TVE».

Aun superando el hartazgo y empacho, cabría una mejor digestión si el tiempo que se le dedica a los separatistas catalanes y a numerosos tertulianos (con tufillo anti gobierno), fuese proporcional al número de independentista catalanes en comparación con la totalidad de todos los españoles. No, así no es cómo funciona el negocio y la audiencia: las opiniones y declaraciones favorables a la fractura de España es cuando menos la mitad e igualmente el número de tertulianos que intervienen mostrando así un falso equilibrio. Si nos fijamos en las entrevistas es abrumador el número de independentistas invitados: son habituales los Rufianes, Joan Tardá, Capdevilla o Carles Campuzano en Madrid y los inevitables Turull y Rull o a la vacilante Marta Rovira y la Forcadell en Cataluña. Para completar el elenco una dedicación especial al que fue honorable Carles Puigdemont que ocupa, desde Bruselas, tanto espacio como el resto de sus conmilitones separatistas. Sus actuaciones son plurilingües, con un desparpajo solamente equiparable a su propia irresponsabilidad. Los insultos a España y a los españoles hacen de su parlamento una cuestión previsible y que define al cobarde que insulta sabiendo que no va a tener respuesta del ofendido. Su desconocimiento de la necesaria independencia del poder judicial de los otros dos poderes le hace cometer constantes errores impropios de un niño de primaría. Continua, Puigdemont, empecinado en su obra a pesar de las constantes deserciones de muchos de sus colaboradores y socios que huyen de los futuros puestos de responsabilidad viendo u oliendo las consecuencias de unos días de prisión, que en muchos casos esperemos que se transformen en años. No merece más comentarios este personaje de opereta, que hay que recordar representa a la parte más conservadora de la alta burguesía catalana.

Los independentistas catalanes construyen eslóganes pueriles faltos de imaginación que formulan de forma y manera machacona: sustituyeron el inicial de «Espanya ens roba» por el «Votarem» y «Ara si votarem» cambiando actualmente por la monserga de «Presos políticos» y «Libertad Jordis»; slogans que aprovechan cualquier acto público para exhibirlos (no se puede ver en televisión un partido de un club catalanista, como el Barça o el Girona sin que continúen con la matraca). A pesar de la manifiesta falta de imaginación en el mensaje, parece evidente que ganan por goleada en el campo mediático al gobierno español. El «presilente» Rajoy ha cedido la iniciativa a los secesionistas, sobre todo en el campo de la comunicación, tanto nacional como internacional. La aparente firmeza de la aplicación del artículo 155 no ha afectado a la retahíla de emisoras de radio y cadenas de televisión de la TV3 que continúan sin enmendar su parcialidad obviando a más de la mitad de los catalanes. Para gran parte del resto de ciudadanos que no seguimos esos medios de comunicación deberíamos de contar con una información más amplia de los verdaderos problemas de España y de los españoles, reservando la cuestión del secesionismo catalán a las páginas de sucesos y a programas de madrugada. Me aplico el cuento: «No más procés».

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Un comentario

  1. Mercedes Luger

    Documentado y exhaustivo el análisis que nos muestra Cardona, como es habitual en él .
    Totalmente de acuerdo .
    Nunca el Estado debió conceder a las Autonomías el control sobre temas tan peligrosos en manos irresponsables ,como la educación .Les dio un poder tremendo .
    Y lo han utilizado a fondo …..