Carlos J. García
Hace unos días tuve la ocasión y el placer de cenar con mi buen amigo José y su esposa Mari Sol. Ambos estudiamos juntos el bachillerato, aunque luego la vida nos repartió papeles muy distintos; a mí en nuestro querido Ferrol y a él en un Madrid capitalino. Aunque durante bastante tiempo nuestras complicadas vidas (¿por qué nos complicamos tanto?) fue aplazando nuestras citas y el tiempo que más que volar o correr, se esfuma, tardamos años en volver a encontrarnos ya peinando canas y hablando de nietos, intentando recuperar lo irrecuperable. Pues en estas cenas de ferrolenses, como comprenderán, no somos capaces de evitar hablar de Ferrol, ni tampoco queremos evitarlo, es más, nos gusta.
Él con las referencias espaciales debidas a sus espaciadas visitas, me cuenta su preocupación por los derroteros de Ferrol y lo que lee sobre él (internet se encarga de acercar la lejanía). El aspecto de Ferrol, las noticias, y demás historias le hace sentir preocupación por el futuro de nuestra Ciudad y de los ferrolenses (definitivamente me gusta más este gentilicio, que el de ferrolanos). Es en este momento de la conversación cuando yo, sin quererlo, muestro mi conformismo, actitud esta que siempre tiene un componente de pesimismo, mi amigo José queriéndome sacar de él, me hace siempre una pregunta a la que me cuesta, y él lo sabe, contestar, pero me anima: ¿Qué podemos hacer por Ferrol? ¿En qué podemos ayudar, los que vivimos fuera? Y como se pueden imaginar, ya tenemos debate intenso para la sobremesa.
Los ferrolenses, me pregunto, ¿nos hemos hecho tal pregunta de manera profunda? No me atrevo a ser categórico en la respuesta. Quizás a todos nos ha entrado ya ese conformismo antesala del pesimismo y evitamos dar respuestas sin caer en los tópicos. Hay que reconocer que los ferrolenses nos hemos quedado solos. El actual diseño administrativo del Estado hace muy difícil reclamar al gobierno de España lo que siempre hemos considerado, y cierto es, nos debe y el gobierno de la Xunta, a saber por qué, mira más hacia el sur. Cuestión esta que pueden comprobar si tienen Vds. la oportunidad de hablar con algún cargo de la Xunta sobre cuestiones de Ferrol, verán que los rictus de incomodidad se dibujan en sus caras, cuando hablan de Ferrol. ¿Por qué será? Parece que el conformismo nos ha secuestrado y tanto es así que ni por el dique flotante preguntamos (¿qué habrá sido de él?)
A ver si en mi próxima cena con mi amigo José, se nos ocurre algo y prometo compartirlo con Vds.
Amigos, feliz Navidad y que el año que viene nos traiga contenedores de imaginación.
Tren a Lugo por Río de Pozo, As Pontes y Villalba, adecuación del tren a Coruña a las necesidades del Siglo XXI y retranqueo de las estaciones de tren y autobús a la prolongación de la Avenidad de la PAz.
Para abaratar la operación recalificar una parcela de lo que dejen libres las estaciones a centro de ocio y hostelería con multicines y grandes locales.
Feliz 2018.
Feliz 2018. Estimado amigo. Toda l a razón. Enhorabuena. La pregunta es, como nos organizamos? Como presionamos? Un abraO, amigo