A mi Ferrol
Te vi Ferrol, desde aquel alto,
al cuidado de niñeras leales,
fragantes, impecables,
con uniformes verdes, agrisados y pardos
salpicados de niebla, almidonados
como mandiles blancos.
Te vi, Ferrol,
como niña que juega caprichosa
desdeñando a su eterno enamorado,
el mismo mar que olvida su grandeza
y cae rendido ante tu oculto encanto.
Te vi, joven ciudad, misteriosa y coqueta,
codiciada por los que ayer quisieron
con murallas de plata
aspirar a tu mano.
Seducida por la misma Corona
cuando te confió la clave de su imperio:
alumbrar a sus barcos.
Y te he visto madura,
exquisita anfitriona,
abriendo tus jardines, tus plazas,
tus mágicos balcones, de hierro engalanados,
a los que a ti se acercan,
ciudad cosmopolita , donde nadie es extraño.
Y te he visto bohemia, en las noches de ronda
y vi tu señorío, en los momentos malos
Y te vi abandonada, Ferrol,
en la memoria de los que no la tienen
de tanto advenedizo que ignora tu pasado.
Y te veo sonriendo, irónica y sutil
y entiendo tu silencio.
¡ Para que presumir , cuando se tuvo tanto!