Dos pintoras socias de la SAF exponen estos días en acogedores espacios, con tirón, se trata de Pepa Acevedo, en «La Mar Chica» y Amelia de Querol en el café «Sevilla«.
PEPA ACEVEDO
La inquieta Pepa Acevedo, presenta su obra en el céntrico bar/mesón La Mar Chica, sito en la calle Marina/detrás del Ayuntamiento, ofreciéndonos una obra que ya de entrada denota un sello artistico personal, con buena técnica y un refinado sentido plástico.
Son todos sus cuadros un exponente saturado de amor y de trabajo creador y sobre todo de fino y trabajado dibujo. Pintura gustosa y gratísima inspirada mucha de ella en ese reconocido urbanismo local.
A la inauguración asistieron un gran número de amigos, artistas, prensa,que felicitarían merecidamente a la joven artista, siempre entusiasta y en pleno movimiento.
AMELIA DE QUEROL
Y en ese siempre acogedor y atractivo café Sevilla, en la calle Galiano, que regenta con total acierto y volcados asimismo en el arte, ese activo matrimonio formado por Helga y Carlos, nueva apertura de exposición con abundante obra pictórica, al óleo y a la cera, de la significada artista local, Amelia de Querol Orozco, también poeta, que nos ofrece en esta ocasión una obra basada en un sentido de profunda meditación de sosegado equilibrio en torno a unas realidades y unas imágenes que van desvelando, poco a poco, un profundo sentido de la observación, viendo en ella una lectura más intima y, más cálida: porque nos parece que la forma en que lleva al lienzo sus motivos es una consecuencia directa y fiel reflejo de su propia personalidad.
Obra tenue, callada, sin estridentes cromatismos, en una atmósfera evanescente como si lo que vemos lo contempláramos a través del efecto de mirarlo a través de los cristales empañados de una ventana. Una ventana por la que ella deja entrever una fiel captación de los determinantes ambientales,
Amelia de Querol estuvo muy acompañada por un nutrido grupo de pintoras, de amigos, de simpatizantes, de la prensa… que pudieron no solamente ver su obra pictórica, sino tambien escuchar sus propias poesías